lunes, 10 de diciembre de 2018

Hablando del futuro

Hablar del futuro es muy peligroso. Con frecuencia, las predicciones fallan. No obstante, es inteligente reflexionar sobre lo que vendrá, toda vez que también implica pensar sobre el momento en el que se vive. El científico Amador Menéndez asumió el reto de intentar ver el futuro en el campo de la medicina. Y estas fueron sus conclusiones. 


Amador Menéndez. Foto: Marieta

Tan apasionado de la ciencia como de la divulgación, Amador Menéndez (Las Regueras, 1969), investigador en la Fundación ITMA, se sumó ayer (26 de noviembre) al Aula de Salud que el Área Sanitaria III organiza junto con la asociación cultural La Serrana para avanzar las tecnologías que cambiarán la manera de ver y vivir la medicina en los próximos años. De ello, conversó antes de la charla.
-¿Qué hace un científico de materiales como usted hablando de salud?
-Hoy en día, la ciencia está interrelacionada. No hay comportamientos estancos. En la salud humana, los avances vienen de equipos interdisciplinares con capacidad para desarrollar tecnologías disruptivas, con capacidad de revolucionar la medicina y mejorar notablemente la calidad de vida del ser humano. Y, además de la ciencia, me encanta divulgar.
-¿De qué técnicas habla?
-De varias: Big Data, edición genómica, reprogramación genómica, biónica, medicina regenerativa, pero, sobre todo de la nanotecnología. La nanotecnología permite fabricar materiales que no existen en la naturaleza con unas características y fines específicos. Se construye como si fuesen piezas de Lego y representa un campo con grandes avances.
-Existen nanomedicamentos que, en pacientes con cáncer, seleccionan las células malignas para evitar que la quimio o la radioterapia dañen a las sanas.
-Sí, ya existen algunos fármacos en el mercado. Es como la película 'Viaje fantástico' hecha realidad. Es un ejemplo de nanoterapia, una de las grandes aplicaciones de la nanomedicina. Ya existe nanomedicina. En este siglo, los grandes avances llegarán en la medicina preventiva, porque siempre es más fácil evitar la enfermedad que curarla. Los otros campos son el nanodiagnóstico y la medicina regenerativa.
-¿Qué es el nanodiagnóstico?
-Se utiliza la nanotecnológica para lograr el diagnóstico más precoz posible. Es algo muy importante en enfermedades como el cáncer. Adelantar el diagnóstico lo antes posible facilita el tratamiento.
-¿Y en el caso de la medicina regenerativa?
-Los nanomateriales pueden provocar el crecimiento controlado de tejidos y órganos. Abre vías muy interesantes.
-Antes aludía a los equipos interdisciplinares. ¿Es fácil el trabajo entre el personal sanitario y científicos que vienen de otros campos?
-Es el gran reto y no resulta fácil. Cada uno cuenta con una formación específica y hay que buscar puntos de encuentro. Cuando se logran, los resultados son mucho mayores que la suma de dos partes.
-¿En la Fundación ITMA tienen alguna experiencia en estos campos?
-Hemos participado en algunas investigaciones, aunque por las cláusulas de confidencialidad no podemos dar datos.
-Asturias, con una universidad, centros tecnológicos y una red de hospitales, ¿se encuentra preparada para investigar en este campo?
-Se empiezan a hacer colaboraciones. Cada vez es más necesario unir esfuerzos, existen muchas dificultades pero comenzamos a trabajar todos juntos.
-¿Cuanto tardan en llegar a los ciudadanos estas innovaciones?
-Son variables. En Estados Unidos, la regla de la innovación fija en 15 años de medio la generalización. Pero depende de su naturaleza, un cambio en un programa informático es mucho más rápido que un nuevo medicamento que requiere de muchas más tramitaciones. Y, además está lo que se llama el valle de la muerte.
-¿Qué es?
-Es un término que se utiliza en la Unión Europea para incluir todas las innovaciones que no llegan al mercado por diferentes causas. Son varios factores los que provocan que algo que es viable en un laboratorio no pueda desarrollarse luego en el mercado.
el 27 de noviembre de 2018

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