lunes, 13 de noviembre de 2017

Las otras caras de la sanidad

Cuando comencé a informar sobre Sanidad, allá por el año 1996 (no estoy seguro de la fecha) reducía el campo a los médicos y, como secundarias, a las enfermeras. El trato diario con la realidad sanitaria me demostró, rápidamente, mi error. Son muchos los oficios de la sanidad y todos influyen en la calidad del servicio, en su desarrollo, en su sostenibilidad, en su eficiencia.
Así que, de vez en cuando, hay que acercarse a las otras caras de la sanidad. Como las trabajadoras sociales sanitarias. 


Blanca Cuartas García y Alicia Fernández Villar, dos de las trabajadoras sociales sanitarias.
 Foto: Marieta

La asistencia sanitaria en Asturias está viviendo estos años una transición hacia un nuevo modelo en el que resulta tan importante la atención integral a la persona como la curación de las diferentes patologías. Aunque el objetivo sea la recuperación de los enfermos, la forma de atacar a la enfermedad no es exclusivamente medicalizada. El paciente, amparado por cambios legales, cobra más protagonismo, se empodera y adquieren tanta importancia las herramientas preventivas como la formación del paciente y una visión integral del proceso sanitario.
Este nuevo modelo de asistencia implica un cambio en el rol de las trabajadoras sociales sanitarias, cuya actividad no para de crecer. En la actualidad, cerca el 10% de los pacientes hospitalizados en el Hospital Universitario San Agustín son atendidos por las trabajadoras sociales, siendo la mayor demanda la de Medicina Interna, Neurología, Traumatología y Urgencias.
El envejecimiento de la población y la discapacidad son factores que incrementan la necesidad de estas profesionales, que, a lo largo del año, vienen a realizar en la comarca sanitaria avilesina unas 13.000 entrevistas, de las que siete mil son el primer contacto y el resto implican en seguimiento de la persona.
Sin embargo, este actividad cada vez mayor no evita que las trabajadoras sociales sean una de las grandes desconocidas en la asistencia sanitaria, son una parte de los equipos de trabajo que aún permanecen ocultos para muchos profesionales y, sobre todo, para los ciudadanos.
«No somos unas tramitadoras de recursos, ni las personas que se encargan de buscar una residencia», defienden Blanca Cuartas García, trabajadora social en Atención Primaria, y Alicia Fernández Villa, trabajadora social en Salud Mental Infantil, y que explican a este diario la realidad del trabajo social sanitario.
Y es que su objetivo «es abordar el malestar psicosocial de la persona. Para poder hacerlo, lo primero es poder acercarse a ella, conocer su situación y su realidad», comentan.
Aunque existen importantes diferencias entre la Atención Primaria, la especializada u hospitalaria y la ofrecida en Salud Mental, la trabajadora social interviene cuando se detecta una situación de riesgo, social generalmente desde los profesionales, si bien en Primaria puede surgir desde los ciudadanos.

«No existen pastillas»

La valoración social es la herramienta de estas trabajadoras para buscar una solución a los problemas detectados, siempre coordinándose con el equipo asistencial en el que se integran. «No disponemos de ninguna pastilla contra el malestar psico-social, sólo podemos solucionar esos problemas con el trabajo social, aunque requiere tiempo», explica Blanca Cuartas.
Durante la valoración, existen claves que respetan todas las trabajadoras sociales, como son la total confidencialidad y el máximo respeto a los pacientes. «Si algún familiar nos pregunta, antes de hablar con ellos solicitamos autorización al paciente. Y nunca desvelamos nada de él», afirma Alicia Fernández.
En la actualidad, las trabajadores sociales disponen de diferentes herramientas, como la escala Gijón para analizar la situación del anciano, o la escala de Zarit para medir la sobrecarga del cuidador. «Con la valoración llegamos al diagnóstico, por el que conocemos las causas de la situación, su tendencia y ofrecemos unas posibles medidas, pero la decisión es de la persona», comentan Cuartas y Fernández como una forma general de actuar donde la herramienta fundamental es el diálogo.
Este sistema de trabajo se puede alterar en situaciones complejas, como se dan en la infancia o la discapacidad, aunque no disponen de otra opción ya que «nosotras no contamos con recursos tangibles que ofrecer, aunque exista una coordinación sociosanitaria con los ayuntamientos y el Principado», aseveran.
En este camino, el diálogo con el paciente es fundamental. «En Primaria, una primera entrevista nunca baja de media hora y lo normal es ir a los tres cuartos de hora», ejemplifica Blanca Cuartas.
«En otras ocasiones, nuestro papel es asesorar a la persona ante el laberinto asistencial con el que puede encontrar y ayudar a personalizarlo», señalan. Con todo, lo más complejo no es llegar a la solución, sino lo que sucede después. «A veces no hay alternativas y toca acompañarlos, escucharles, esperar, estar siempre con la puerta abierta. No es fácil. Con frecuencia se reclaman soluciones indoloras, pero no hay», comenta Alicia Fernández.
Como parte de los equipos, su presencia es habitual en ámbitos como los consejos de salud, donde lo social es tan importante como lo sanitario.
Su capacidad de entender ambas realidades las convierten en un elemento fundamental en la gestión diaria de la nueva asistencia sanitaria. No en vano, como recuerda Alicia Fernández Villar, trabajadora social en Salud Mental Infantil, «en su origen, a principios del siglo XX, el trabajo social se encuentra muy vinculado a la asistencia sanitaria, ya que aparece la percepción de que el diagnóstico clínico quedaba a medias si no se tiene en cuenta las circunstancias sociales y personales».
Con todo, en España el desarrollo del trabajo social en el ámbito sanitario es relativamente reciente y sólo será a partir de los años 70 del pasado siglo cuando se aborden los primeros cambios legislativos consolidados con la Ley General de Sanidad de 1986. Cuatro años después se produce la primera incorporación de una trabajadora social al Hospital Universitario San Agustín.
El Hospital Avilés contrata en 1994 a su primera trabajadora social y, en el año 2000, el Hospital San Agustín incorpora su segunda trabajadora social. Actualmente, en Avilés existen diez trabajadoras sociales sanitarias. Además de ambos hospitales, Salud Mental y Atención Primaria disponen de estas profesionales cuyo número tendrá a incrementarse en los próximos años. Y es que, por ejemplo, en Primaria una misma trabajadora atiende en la actualidad dos centros diferentes, con la dificultad  que eso implica para coordinarse con los equipos sanitarios. De ahí que sea lógico pensar que su número aumentará. Más aún cuando el pasado año, el Principado de Asturias aprobaba el decreto de Atención Sociosanitaria que sienta las bases para la coordinación entre departamentos y crea una estructura legal acorde con la realidad del trabajo social sanitario.


Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 13 de noviembre de 2017.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Futuro y sentido común

La celebración del Congreso Iberoamericano de Ergonomía permitió que el doctor Rafael Grossman (@ZGJR) ofreciese una charla en Avilés. Grossman es mundialmente famoso por ser el primer cirujano en utilizar las Google Glass en una operación, en su caso para enseñar la cirugía a pacientes.
La rueda de prensa con él fue uno de esos lujos que, con frecuencia, te regala esta profesión. Derrochó ilusión por el futuro, pasión por la medicina y el sentido común de quien conoce el día a día de su profesión. Lo dicho, un placer escucharlo.

El doctor Rafael Grossmann durante su intervención en el Congreso de Ergonomía. Foto: Marieta


Una encendida defensa de las nuevas tecnologías para mejorar la comunicación y su potencial para compartir conocimientos fue el mensaje central del doctor Rafael Grossmann, el primer cirujano en usar Google Glass durante una operación. Su intervención clausuró ayer el Congreso Iberoamericano de Ergonomía que se ha venido celebrando en el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Avilés bajo la organización de la Asociación Española de Ergonomía.
En el caso de Grossmann, la finalidad era meramente didáctica: facilitar que los estudiantes viesen la intervención. Pero después de comentar su experiencia en su bitácora, un amigo publicó un artículo de Forbes que, rápidamente, alcanzaba los 51.000 impactos con la vitola de ser el primer cirujano en introducir esa tecnología en un quirófano, comentó ayer antes de la charla de clausura del congreso.
Desde entonces, el crecimiento de esta opción ha sido exponencial. «A mí me siguieron unos pocos estudiantes. Cuando lo hizo el doctor Shafi Ahmed, lo vieron 14.000», explicó. También se han producido experiencias en los que los cirujanos indican a otros médicos como intervenir.

«La barrera cultural»

Para Grossman, la gran ventaja de las nuevas tecnologías es favorecer la comunicación, el intercambio de conocimiento entre personas, la constitución de una comunidad basada en compartir el saber.
Reconoce que «de las tres barreras que existen para la implantación, la más importante es la cultural». El primer obstáculo es el coste, si bien este cambia de manera constante. Además, aconsejó que no se adquieran los equipos por sí, sino en función de las necesidades de cada servicio o centro. «Igual no necesita una inversión de millones, sino con mucho menos dinero logra lo que necesita», comentó.
No obstante, recordó la capacidad arrolladora que las nuevas tecnologías pueden adquirir. «Hace diez años apenas se habían extendido los teléfonos inteligentes y hoy no nos imaginamos la vida sin ellos», aseveró.
El segundo obstáculo es la regulación legal. «Diferente en cada país. En algunos estados no existe ningún tipo de normativa y otros es muy fuerte, como sucede en Estados Unidos. Para la primera operación, tuvimos que pedir autorización al paciente», recordó Grossman.
De ahí que la gran batalla sea el cambio cultural, donde el médico venezolano apuntó a la necesidad del diálogo constante para vencer resistencias. En ese sentido, se llegó a presentar como un «evangelizador» de las nuevas tecnologías.
Grossmann apuntó las posibilidades de nuevos desarrollos de la mano de la realidad virtual y la inteligencia artificial, que siempre convivirán con las técnicas tradicionales. Citó el ejemplo del potencial de la realidad virtual para analizar diferentes posibilidades en intervenciones donde apenas exista margen para el error o para informar a los pacientes.
También indicó otros usos, como la posibilidad de utilizar la tecnología para completar datos del historial médico, bien automáticamente o por un ayudante, «de manera que el médico disponga de más tiempo para el paciente». Así, el avance técnico apoyaría un factor clave en la medicina como es la relación médico-paciente. «La tecnología mejora el sistema de salud. Incluso para el paciente. Imagínese una persona con arritmias, puede recibir en tiempo real información sobre su corazón», aseveró.
Ello no impidió que reclamase una utilización «con sentido». Así, recordó el caso de un médico estadounidense con una gran experiencia en la aplicación de la realidad virtual para tratar enfermos.
«A una paciente terminal, le planteó la posibilidad de usar la realidad virtual para imaginarse en un paisaje paradisíaco, pero ella le respondió que se estaba muriendo y que, lo que quería era estar en su casa, en su habitación», comentó.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 12 de noviembre de 2017

jueves, 9 de noviembre de 2017

A la vanguardia tecnológica

En su momento me parecieron mezquinas las críticas a la donación de Amancio Ortega a la sanidad pública. Gracias a su altruismo, el esfuerzo de modernización tecnológica que se realiza de manera constante en la sanidad española avanzó unos cuantos años. En Avilés, ya sabemos lo que representa una donación que no altera la sostenibilidad ni eficiencia del sistema, tan sólo contribuye a mejorarlo. 

El director del hospital, Víctor Blanco, presentó el nuevo mamógrafo acompañado de Belén Susín, jefa del servicio de Radiología. Foto: Marieta


El Hospital Universitario San Agustín (HUSA) renueva su mamógrafo por todo lo alto. Y es el que el viejo equipo con veinte años de antigüedad ha sido sustituido por la tecnología más avanzada del mercado que ayer tuvo su puesta de largo. El salto tecnológico permitirá que los profesionales pasen de utilizar la mamografía convencional en dos dimensiones a trabajar con tecnología en 3D. Las ventajas para las pacientes son numerosas. Por una parte, una menor exposición a la radiación, al tiempo que una mayor definición en la imagen. De la misma manera, se reduce en un 40% las exploraciones posteriores.
Así, los nuevos equipos demuestran ser hasta un 41% más eficaces a la hora de detectar posibles lesiones pre-cancerosas, avanzando en la detección precoz de los tumores, donde el tratamiento es más sencillo y el diagnóstico más favorable para la mujer.
El nuevo mamógrafo también está dotado con un sistema de esteroataxia digital que permite realizar procedimientos intervencionistas con gran precisión y rapidez. Otra ventaja es el sillón hidráulico reclinable que incorpora, con el que se mejora el confort de la paciente. Los antiguos mamógrafos eran, como mínimo, incómodos para las mujeres, cuando no dolorosos por la situación en la se ponían la mama para la exploración. Todas esas molestias desaparecen con el nuevo equipo.
El mamógrafo existente en el Hospital Universitario San Agustín se había quedado obsoleto, además de sufrir diferentes averías reiteradamente. De hecho, a principios de año se alquiló un equipo para evitar paralizar la actividad a la espera de que llegase el nuevo equipo y pudiera comenzar a funcionar.

Mejores diagnósticos

El mamógrafo del HUSA mejorará el seguimiento de las mujeres con cáncer de mama y los diagnósticos que se realizan en el centro sanitario. En el área sanitaria de Avilés, el cribado para la detección precoz del cáncer de mama se realiza en el Hospital Avilés, que también dispone de equipos digitales y avanzados tecnológicamente.
Estas pruebas se realizan a las mujeres mayores de cincuenta años de manera bienal. El plan de cribado detecta entre 150 y 170 casos nuevos anuales en toda Asturias, lo que se traduce en tres supuestos cada 1.000 mujeres. Un 70 por ciento de los casos no presenta afectación a los ganglios, entre un 30 y un 40 por ciento de los tumores son menores de 10 milímetros y entre un 60 y un 70 por ciento se diagnostica en fases tempranas, con lo que el tratamiento es mucho más sencillo.
La participación en el programa ha reducido la tasa de mortalidad del cáncer de mama, siendo, en la actualidad, superado por otros tumores como los colorrectales.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el nueve de noviembre de 2017.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Otra victoria contra el cáncer

La lucha contra el cáncer es una parte de la historia de la humanidad repleta de logros. La investigación ha ido acotando sus múltiples variedades y hoy en día tenemos manifestaciones que se han convertido en procesos crónicos junto con otras que mantienen su letalidad. La prevención es, sin duda, una de las grandes herramientas para derrotarla y, por eso, es fundamental concienciar sobre programas como el cribado contra el cáncer colorrectal. 


Lidia Clara Rodríguez, directora de Asistencia Sanitaria en el Área Sanitaria III, y Juan Rubio, técnico de Salud Pública. Foto: Patricia Bregón.

El cáncer colorrectal es un tumor maligno, con capacidad de extenderse por el cuerpo y que sufren una de cada veinte personas a lo largo de su vida. En sus fases iniciales se puede llegar a curar, pero es asintomático. Sólo muestra su existencia en los estadios más avanzados, a veces incluso sin tiempo para reaccionar. De ahí la importancia del programa para su detección precoz y que se aplica en Avilés de manera pionera en Asturias.
En enero de 2015 comenzó una prueba piloto en los centros de salud de Cudillero y Castrillón, recuerda Lidia Clara Rodríguez, directora de Asistencia Sanitaria en el Área de Salud III, y, en octubre de 2016 se extendió a toda la comarca. Las investigaciones previas indican que este tipo de campaña puede llegar a reducir entre un 15 y un 33% el número de fallecimientos por tumores colorrectales, destaca Juan Rubio, técnico de Salud Pública en el Área Sanitaria III.
El programa de detección precoz se dirige a toda la población entre los 50 y 69 años. En la comarca, es un conjunto de 44.126 personas. Se basa en el test de detección de sangre en heces. «Es una prueba inocua, fácil de realizar», destaca la directora de Asistencia Sanitaria. La organización del cribado se ha distribuido para que, en dos años, toda la población participe. Así, hasta este octubre han sido invitadas 24.756 personas, el 56% de la población diana. De esta manera, al terminar 2018 toda la población habrá podido realizar la prueba.
«Es necesario hacer una planificación para evitar que el sistema se colapse. No se puede perder la capacidad de respuesta», explica Juan Rubio. Hasta el momento, la participación ha alcanzado el cuarenta por ciento, unas 9.903 personas, una cifra que va incrementándose en esta primera oleada. Las mujeres acuden más que los hombres al cribado. El 7,5% de las pruebas realizadas ha dado positivo.
Su incidencia varía en función del sexo. Es más frecuente en los varones que en las mujeres, si bien en ellas es el tumor más letal, superando al más frecuente, el de mama. «Las campañas de detección precoz del cáncer de mama han contribuido a reducir su mortalidad de manera muy importante», recuerdan Rodríguez y Rubio. En la actualidad, cada año fallecen 375 asturianos por un tumor en el colon, del que se realizan 689 diagnósticos nuevos al año. La tendencia es que se incremente el número de casos.
El desarrollo del programa es sencillo. En el primer año (2017), se ha convocado a todos los nacidos en años pares y, en el segundo (2018), se invitará a los nacidos en los impares. Esta dinámica se mantendrá en el futuro, añadiendo a las personas que ya han participado las nuevas incorporaciones al colectivo que se beneficia del programa.
Una de las preocupaciones en el diseño de esta prueba ha sido reducir al máximo las molestias, tanto a profesionales como a los usuarios. A lo largo del mes de su cumpleaños, cada participante recibirá una carta en su domicilio invitándole a realizar el cribado. El siguiente paso es la cita con la enfermera que le corresponde en el centro de salud o en el consultorio de atención Primaria. Allí le entregará el kit para la prueba y las explicaciones necesarias. El personal de enfermería también resolverá todas las dudas que puedan surgir sobre su realización.

Sencillo

El test de sangre oculta en heces es de una gran sencillez. Se realiza en el domicilio de cada persona. En la actualidad, el bote de recogida se entrega en una funda de plástico hermética que la persona realiza antes de recoger las muestras. Estas se depositarán en un pequeño tubo. Al desenroscarlo, se separa el tapón con un pequeño bastoncillo, que se deberá introducir en diferentes lugares. Posteriormente, se guarda en el bote, se cierra y se lleva lo más rápido posible al centro de salud. A partir de ahí, sólo queda esperar el resultado.
Si sale negativo, que es lo más frecuente, la persona recibirá una carta en su domicilio con el resultado. Deberá esperar otros dos años para volver a realizar la prueba, manteniéndose el ritmo hasta que cumpla los 69 años.
«A partir de esa edad, es mucho más difícil que se desarrolle un cáncer. Está establecido que, cuando una colonoscopia por un posible cáncer colorrectal es negativa no se hace otra en un plazo de diez años. Hablamos de población que ha realizado varios test en los años previos y no hay indicios», explica Juan Rubio.
En el caso de que el resultado sea positivo, será informado por su médico o enfermería de familia. Hasta la fecha, se ha registrado un 7,5 por ciento de positivos en la comarca, lo que representa 743 personas. «El porcentaje es el esperado según los estudios existentes», comenta Juan Rubio.
El positivo motivará la posibilidad de realizar una colonoscopia en el Hospital Universitario San Agustín para analizar detalladamente el aparato colorrectal. «El positivo no significa que la persona tenga cáncer de manera automática», destaca Lidia Clara Rodríguez.
De hecho, entre el 58 y el 60% de las pruebas realizadas terminaron sin hallazgos vinculados al cáncer. «La presencia de la sangre se puede deber a un sangrado puntual, también hay falsos positivos», explica.
En el resto de las exploraciones se encontraron desde lesiones pre-cancerosas a cánceres. De hecho, se han detectado veintiocho tumores colorrectales desde la primera experiencia piloto en los centros de salud de Cudillero y Castrillón. «Es muy importante porque se pudo comenzar el tratamiento en la fase inicial, mucho más sencillo para el paciente», destaca Rubio.
Además, en 228 personas se detectaron adenomas o pólipos. «Son lesiones pre-cancerosas. En función de los hallazgos, tanto su número como su distribución, se fija el riesgo de la persona y se hace un seguimiento», asegura Rubio. En función del caso, durante la misma colonoscopia se extirpa el pólipo, con lo que se evita la evolución hasta convertirse en un cáncer y se mantiene a la persona en un seguimiento adecuado.
El caso es que este es el único método para tratar de frenar al cáncer colorrectal. «Es el segundo tumor más frecuente. Y, en las mujeres, el de mayor letalidad», subraya Juan Rubio. No hay que olvidar que aún se desconocen sus causas, si bien se aconsejan hábitos como aumentar el consumo de frutas y verduras, evitar la obesidad y hacer ejercicio de manera regular como medidas de prevención.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de octubre de 2017.


miércoles, 4 de octubre de 2017

Lactancia entre todos

Es un clásico de la actividad sanitaria: las jornadas de o el día de... No lo escribo con retranca sino como reconocimiento. Después de todo siempre es necesario detenerse y pensar en lo importante. O mirar aquello en lo que no nos fijamos o repensar las rutinas para mejorarlas... Motivos suficientes para organizarse. En este caso, se trata de la Semana de la Lactancia Materna. Este año su idea principal es que toda la sociedad debe obligarse a generar un entorno para que las mujeres decidan con libertad e información si amamantan o no. 

Foto: Patricia Bregón

La lactancia no sólo es la alimentación saludable del recién nacido o los vínculos que se crean entre madre e hijo. Es también un gesto de la sociedad que solo se puede potenciar entre todos, según recordaba ayer Aránzazu Muñoz Mancisidor, matrona responsable en el servicio de partos del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, en el inicio de las actividades programadas en el Área Sanitaria III de Avilés, en Avilés.
«El lema este año de la Semana de Lactancia Materna es 'Todos juntos'. Me parece perfecto, porque es una tarea de todos, no sólo de las mujeres que amamantan», comentaba Muñoz mientras comenzaba la primera de las actividades organizadas este año, un encuentro con madres que acaban de dar a luz para abordar sus inquietudes y dudas sobre la lactancia. Y es que, tal como subrayó la matrona, «la crianza necesita apoyo. No es una tarea solitaria de las madres o de las parejas. La Organización Mundial de la Salud recomienda seis meses de lactancia, ¿con una baja de maternidad de cuatro meses la pueden mantener todas las madres?»
Ayer, en la maternidad del San Agustín tres de las seis madres apostaban por la lactancia mientras las otras tres se basaban en la alimentación artificial, una de ellas por prescripción médica. «Hay que respetar la decisión de las mujeres de optar por un tipo de alimentación u otra. Debe ser una decisión informada», recordó Muñoz.
Las participantes expresaban su apoyo. Rebeca Fernández Figueras asistía con su hijo, Luca, y su esposo, Daniel Fernández Nevado. Alexandra Abad Cortés hacía lo propio con su hijo, Ángel, y su marido, Francisco García. Ambas son madres por primera vez y apoyaban la iniciativa sin dudar.
«Tengo amigas que ya son madres y te han comentado su experiencia, pero siempre viene bien poder preguntar tus dudas y que te expliquen», comentó Rebeca Fernández. Las matronas elogiaban la presencia de los padres en la sesión, ya que «el respaldo de la pareja siempre es muy importante», aseguró Clara Suárez.
Al taller se sumó otra madre, Ana Belén Sánchez, si bien ya no se encuentra hospitalizada. «Con mi primera hija, Paula, tuve problemas. Mi segundo hijo, David, nació hace cinco meses y no he tenido ninguna dificultad». Para ella, lo importante de la iniciativa de ayer era disponer de un espacio para poder hablar de forma distendida con las profesionales. Y es que las matronas que ayer estaban en e la maternidad del San Agustín coincidían en que aún queda mucho camino para recorrer en el fomento de la lactancia.
«En los primeros días después del parto existe un altísimo nivel de lactancia, pero con los meses posteriores comienzan las dificultades y es más difícil seguir», comentaron Clara Suárez y Paula Martínez. Las matronas, tanto en Atención Primaria como especializada, son el referente para que las madres aborden sus dudas y las maneras de superarlas.
«Hoy en día aún existen muchos mitos e ideas falsas sobre la lactancia y que se deben eliminar», recordó Aránzazu Muñoz. Lo que resulta real es la certeza de que la lactancia resulta el método de alimentación más saludable para el menor y también para la madre, según recordó Aránzazu Muñoz.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 4 de octubre de 2017, página nueve.

sábado, 30 de septiembre de 2017

La importancia de la cocina

La gestión sanitaria es muy compleja. Entre los factores que incrementan su dificultad se encuentra la influencia de elementos que no son estrictamente sanitarios pero que influyen de manera decisiva en la impresión que los usuarios tenemos. Un ejemplo claro es la comida, un aspecto tremendamente complejo. De ahí la importancia de una obra como la renovación de la cocina en el Hospital Universitario San Agustín.

Preparando el almuerzo. Foto: Marieta©

Septiembre llega al Hospital Universitario San Agustín con la renovación completa de las instalaciones de la cocina de pacientes, una inversión asumida por la empresa concesionaria, Mediterránea de Catering, dentro de las mejoras ofertadas en su día dentro del proceso de licitación. La inversión ronda los 400.000 euros en números redondos.
Este dinero ha permitido una renovación completa de las instalaciones, que pasan a estar dotadas de una tecnología más moderna, tanto para la preparación de los alimentos como su conservación. Por ejemplo, los equipos de frío disponen de ordenadores que detectan la caída del suministro y, ante ese problema, automáticamente conectan las baterías de reserva para asegurar que los alimentos se mantienen en perfecto estado. También se han renovado los equipos de extracción de aire. En suma, un proceso que permite que el Hospital Universitario San Agustín disfrute importantes mejoras.
La obra se realizó durante el pasado agosto. El proceso de instalación de los equipos fue sencillo, y la mayor complejidad fue la planificación de los trabajos para que incidiese lo menos posible en el trabajo diario.
Por ese motivo, Mediterránea de Catering tramitó las licencias municipales para poder realizar los trabajos durante el verano, aprovechando que es la época con menos ingresos y se reduce la carga de trabajo. Ello no evitó que, durante la renovación, se aplicasen medidas temporales. Así, por ejemplo, durante unas semanas los pacientes no tuvieron la opción de elegir menú.
La licencia se recibió en agosto, justo en los plazos que había previsto la empresa. Toda la documentación se había registrado con margen suficiente en el Ayuntamiento y los técnicos municipales habían informado favorablemente; sin embargo la comunicación a la concesionaria se demoró, lo que motivó la intervención de la Unión Comarcal de Comisiones Obreras a instancias de los delegados del sindicato en la empresa para lograr desbloquear la situación. De esta manera, los permisos llegaban a tiempo.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de septiembre de 2017.

El dilema de los Psiquiátricos

Aunque siempre interesan los temas sanitarios, algunas especialidades resultan más mediáticas que otras. La Salud Mental siempre atrae y con los especialistas que siempre convoca al Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental en el Hospital Universitario San Agustín es sencillos abordar temas como los Psiquiátricos o los riesgos de la popularización de conceptos psiquiátricos. Todo un placer hablar con el doctor José Uriarte durante las Jornadas de Gestión Clínica en Salud Mental.


José Uriarte. Marieta©


«Lo ideal es cerrar los psiquiátricos, pero es necesario ofrecer alternativas para la atención al paciente de trastornos mentales graves», aseguró ayer el doctor José Uriarte, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de los servicios asistenciales para adultos en la red de Salud Mental de Vizcaya, tras su intervención en la Jornada sobre Clínica, Gestión e Integración Asistencial en Salud Mental celebrada en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés.
El doctor Uriarte conoce en su experiencia profesional lo que significa el cierre de camas psiquiátricas, citando el caso del Hospital de Bermeo, que pasó de medio millar de camas a 115 en la actualidad. «Es necesario dar una alternativa para el tratamiento al paciente. Si se cierra un psiquiátrico y la opción es que no exista nada, mejor que siga abierto. Hay pacientes que han pasado a pisos tutelados y a residencias de mayores», comentó.
Uriarte, como todos los psiquiatras presentes, defendió la validez del tratamiento comunitario (con una concreción en el Modelo Avilés, definido por el Ministerio de Sanidad como una buena práctica) para el tratamiento de pacientes de enfermedades graves. «En Vizcaya tenemos unas 3.000 personas diagnosticadas por enfermedades graves y sólo unas cien plazas en hospitales», por lo que el tratamiento comunitario es la manera eficaz y eficiente de ofrecer la atención médica necesaria.
No obstante, lanzó un mensaje de prudencia sobre los hospitales psiquiátricos, cuya realidad ha evolucionado desde que, a mitad del pasado siglo, comenzó la revolución de la antipsiquiatría y se planteó el cierre de plantas.
«Lo ideal es que se cierren los Psiquiátricos. Serían anacrónicos si los pacientes dispusiesen de todas las alternativas en los tratamientos. Hay una minoría de personas que salen del hospital, pero luego no encajan en los recursos existentes. Son muy pocos. Y luego está la situación de personas con procesos penales. ¿Qué es lo mejor: ingresar en una cárcel normal y recibir tratamiento o cumplir la condena en un centro especializado?», reflexionó. A ello se une la necesidad de velar por los costes económicos en la prestación de servicios y buscar siempre la opción más sostenible y eficaz.
Y es que la atención psiquiátrica ha evolucionado de una manera radical en los últimos cincuenta años. El doctor Uriarte cita el ejemplo de la terapia electroconvulsiva, conocida popularmente como electroshock. «Se popularizó con la película 'Alguien voló sobre el nido del cuco'. En la actualidad se usa más que nunca, pero con anestesia y con unas condiciones de seguridad para el paciente totalmente diferentes. Los resultados nada tienen que ver, pero las personas que no lo conocen se quedan con la idea de la película, que nunca fue real».

«Cambio de boquilla»

Son algunos de los dilemas que se afrontan en la práctica de la Salud Mental y que, como comentó Uriarte, conviven con la transformación de la sociedad que ha modificado su actitud hacia la Psiquiatría.
«Hace treinta años, ir al psiquiatra era estigmatizante, se iba a escondidas. Hoy en día, se aconseja a todo el mundo. No hay dificultad en decir que se va al psicólogo cuando hay un problema», comentó, «por un lado se ha quitado ese estigma, pero no se baja la guardia hacia el trastorno grave; se ve como algo peligroso y el cambio es de boquilla. A veces se adoptan actitudes políticamente correctas, pero sigue manteniendo el rechazo».
Incluso esa falsa familiaridad con la enfermedad mental genera efectos secundarios en los pacientes. «Se ha popularizado la idea de depresión, mucha gente dice que se encuentra deprimida cuando en realidad está triste o pasa un mal momento. Pero la depresión es una enfermedad mental grave, que causa un gran sufrimiento. Los pacientes con depresión tienen que escuchar consejos de personas que no lo han estado y en la consulta te dicen que no les resulta fácil. No les ayuda. Porque tú puedes estar triste, incluso sentir que tu vida es miserable, pero eso no significa que estés deprimido».

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de septiembre de 2017

lunes, 31 de julio de 2017

¡Oh!, las listas de espera

La Ley General de Sanidad se aprobó en 1986 estableciendo en España las bases de un sistema sanitario eficiente y con capacidad de resistir unas cuantas tormentas. Sin romperse nunca el consenso sobre la necesidad de una sanidad pública, el debate político entró con fuerza en el ámbito hospitalario a principios de los noventa con las denuncias sobre las listas de espera. 
Las listas de espera.
Tema complejo allá donde los allá, que ocupa a gestores y profesionales, que genera acusaciones y debates. Pero, ¿qué dicen los pacientes? El Servicio de Salud del Principado de Asturias encargó a pacientes en lista de espera. ¿Cual es su opinión? Pues de una lógica aplastante: no les gusta esperar, pero lo entienden y les gustaría que se redujesen las demoras.
Pero, tranquilos, el debate sigue abierto.

Foto: Patricia Bregón
Pocos temas han generado más tinta y debates políticos que las listas de espera en la sanidad. Denuncias de todos los partidos, sindicatos, organizaciones ocupan el panorama ante una realidad que trastorna y molesta a las personas que aguardan por una operación, consulta o prueba diagnóstica. Ahora, el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) profundiza sobre el tema y encarga una encuesta para conocer la opinión de los pacientes del Área Sanitaria III, que engloba Avilés y comarca.
El objetivo es tener los datos sobre lo que los pacientes aceptan y no aceptan de la manera más aséptica posible. Y los datos del estudio rompen muchos de los estereotipos que, hasta el momento, se han venido manejando sobre las listas de espero. En primer lugar, la aceptación del tiempo de espera para la intervención. El 5,7% de los encuestados lo define como muy aceptable y el 66,3% como aceptable. Es decir, de forma abrumadora (un 72%) acepta la demora. Sólo un 7,2% lo define como inaceptable y un 20,6% opta por poco aceptable. Los pacientes más jóvenes presentan los perfiles más críticos, si bien es cierto que también se asume la espera.
Así, entre los menores de 60 años, las respuestas positivas representan un 66% frente al 34% de contestaciones negativas. Entre los 60 y 69 años, las opiniones positivas alcanzan el 65,8% y un 34,2% de valoraciones negativas.
De forma paralela a esta respuesta se entiende que el 74,9% de los encuestados se defina como satisfecho por el tiempo de espera. Es la suma de las contestaciones a la opción de muy satisfechos (8,5%) y satisfechos (66,4%). Las dos posibilidades negativas alcanzan el 24,2%: insatisfechos (un 21,8%) y muy insatisfechos (2,6%). Al igual que sucede con la opinión general, las opiniones más críticas responden a las personas más jóvenes y ligeramente a las mujeres.
En este marco general, existen importantes matices. El grado de inaceptabilidad se incrementa hasta el 40% en los pacientes que aguardan por una prótesis de cadera, una espera en la que, junto con dificultades de movilidad, existen dolores. Y, lógicamente, aumenta según con los mayores tiempos de espera.
En la encuesta también se pregunta si la demora generó consultas en Atención Primaria u obligó a los pacientes a acudir al servicio de Urgencias del Hospital Universitario San Agustín (HUSA). Es una pregunta importante ya que siempre se ha mantenido que la existencia de las listas de espera quirúrgicas contribuye a saturar las urgencias hospitalarias y también incide negativamente en Atención Primaria.
La encuesta, sin embargo, presenta otro panorama, ya que el 93% de los participantes no necesitaron atención médica durante la demora.
En el 6,9% de personas que acudieron, la mayor parte resolvió su problema con una sola consulta: 35,7%, un 19% de personas aseguraron que en dos ocasiones y otro 19% responde que en tres veces. Cuatro consultas necesitaron el 7,1% de las personas y cinco el 9,5%. A partir de ahí se mantiene un mismo porcentaje (2,4%) para seis, diez, doce y quince consultas.
El dolor, o molestias, es el principal motivo de consulta ya que lo aportan el 70,7% de las personas, seguido por problemas de visión en un 9,8%. Esta opción responde, lógicamente, a las cataratas, patología que representa el 75,8% de los encuestados, lo que demuestra el esfuerzo del servicio de Oftalmología para priorizar los casos más graves.
La respuesta del dolor también es lógica, ya que responde a la propia naturaleza de los procesos en rodilla y cadera. De hecho, el número de personas que necesitaron acudir a Urgencias o Primaria se incrementa en los pacientes de Traumatología, en los enfermos más jóvenes y en aquellos que han tenido un tiempo de espera más prolongado, con lo que puede suponer de un deterioro en sus condiciones. La encuesta también preguntó a los pacientes el tiempo que consideraban razonable para una espera como la que él había tenido que soportar.

«De uno a dos meses»


La respuesta mayoritaria es que la espera razonable se encuentra entre uno y dos meses. En el conjunto de las respuestas alcanza un 54% de contestaciones. Por encima de la mitad se encuentra en función del sexo (hombres, 51%; mujeres, 56%) y también en todos los rangos de edad, salvo en los mayores de 80 años donde sólo el 47,3% fija el plazo de entre treinta y sesenta días.
Para este colectivo, el tiempo de espera razonable es de un mes. Es la opción fijada por el 32,3% de los mayores de 80 años. En el conjunto de la encuesta alcanza un 26%.

Esta respuesta se entiende mejor con los tiempos medios de demora en las diferentes patologías. En mayo de 2016, cuando se realizó el trabajo de campo, la espera media para las operaciones de cataratas era de 66,9 días, de 84,5 días para las prótesis de cadera y de 76,8 días para las de rodilla.


La conclusión es evidente: aunque los pacientes entienden la existencia de las listas de espera, consideran que se deben mejorar. Encontrar la manera, si embargo, resulta más difícil, aunque la encuesta evidencia que los ciudadanos reclaman un esfuerzo en esa línea.
Eso se deduce de la última de las preguntas en el cuestionario. Se abría la posibilidad de hacer observaciones sobre el tiempo de espera, opción que rechazan el 76,8% de los usuarios y aceptaban el 23,2% restante. En este grupo, la mayor parte (un 66%9) defendía que era necesario reducir el tiempo aguardando por la operación, pero no iba más allá.
A partir de ahí ya se formulan soluciones más concretas. Un 12,8% reclama «estudiar bien los casos para priorizar y reducir el tiempo de espera en los más urgentes». Y el 6,4% reclama más personal sanitario.
No faltan voces críticas que afirman, en un cinco por ciento, que «el tiempo de espera no coincide con el real». A partir de ahí, aparecen porcentajes más pequeños: un 3,5% opina que «se espera demasiado tiempo para luego quedar mal o tener que ser operado de nuevo», un 2,8% solicita cuidado para no perder la documentación o equivocarse de fecha, un 1,4% pide que no exista influencia o enchufe con las listas de espera y, un porcentaje idéntico, reclama «menos tiempo de espera en la operación de cada ojo», contestación que corresponde a una patología concreta.
Con el 0,7% aparecen diferentes posibilidades: solicitar más quirófanos, adelantar el preoperatorio, reducir la demora para la rehabilitación.
El menor número de aportaciones en las respuestas libres puede relacionarse con la satisfacción después de la intervención quirúrgica. Y es que el 93,5% asegura que «en función de los resultados de la operación» ha merecido la pena esperar. Sólo un 6,5% ofrece una respuesta crítica. Ese porcentaje es superior en los pacientes menores de 60 años (alcanzan un 14%), en las mujeres (un 9,1%), en los pacientes traumatológicos, con un 14% en los casos de prótesis de cadera y un once por ciento en las de rodilla. También influye el tiempo de espera para tener una opinión negativa. Según se incrementa aumenta la opinión negativa, un 11,1% en los que aguardan más de siete meses, pero un 7,47% hasta los siete meses; un 9,6% hasta los seis meses y un 4,8% hasta los cinco meses. Sin embargo, hasta tres meses alcanza un 1,6%.
Foto: Marieta

La encuesta encargada por el Servicio de Salud del Principado de Asturias para valorar la aceptabilidad de las listas de espera en el Área Sanitaria III confirma la buena imagen del Hospital Universitario San Agustín (HUSA) entre los usuarios. Así, ante la pregunta de si volvería a elegir el HUSA ante la misma operación o preferiría ir a otro centro con una menor lista de espera, el 80,7% de los encuestados aseguró que repetiría en el San Agustín.
Sólo cambiaría de centro el 15,2% y un 4,1% no responde. Esta actitud se acentúa en las mujeres (19,5%) y en los pacientes mayores de 60 años que, con un 32% es el mayor de los porcentajes por desgloses de edad. En la franja de 60 a 69 años, sólo un 16,2% opta por el cambio.
El porcentaje de traslados se incrementa en los pacientes de traumatología con un 31,6% para las prótesis de cadera y un 19,8% para las de rodilla. Estas respuestas pueden influirse porque los pacientes aún se encuentran en fase de recuperación y, en el caso de las prótesis, es especialmente dolorosa en los primeros meses, por lo que cabe pensar que no existe una buena impresión del resultado.
Lógicamente, conforme se incrementa el tiempo de espera crece la opción de cambiar: del 15,3% de los que aguardaron cinco meses al 17,1% de las esperas de seis meses y el 20,5% en los que alcanzaron siete meses. Sin embargo, en las superiores a ese plazo se reduce a un 15,6%.

Falta de información

La encuesta desvela que cerca del 40% de los pacientes asegura no haber sido informado del tiempo de espera. Un 51,2% confirma haber sido informado de esa posibilidad, con un porcentaje similar en función del sexo pero se modifica en función de la edad.
Así, del 28% de menores de 60 años que aseguran que no fueron informados se pasa a un 41,4% para los septuagenarios y un 40,8% para los mayores de 80 años. También existe un porcentaje alto en las operaciones de cadera (un 43,9%), pero es una patología que se asociada a personas mayores. Además, en las mayores esperas alcanza un porcentaje del 48,9%, igual a los que sí fueron informados.
Esto podría deberse a un problema de comunicación más que a la ausencia del mensaje. Y es que el 81,6% de los encuestados consideró ser justamente tratado durante la espera: 12,6% muy justo; 32,2% justamente y 37%, adecuadamente tratado. Estas respuestas positivas no concuerdan con la posible falta de información. Injustamente tratado se considera el 12,9% y muy injustamente tratado el 1,6%. Los porcentajes más altos se encuentran entre los pacientes menores de 60 años.
La selección de las tres patologías (cataratas y prótesis de cadera y de rodilla) no es gratuita, ya que responde a los tres procesos con mayores demoras. Con datos de junio de 2016, representan el 77% de las operaciones que aguardan su momento. Las variaciones que se pueden producir mes a mes no son significativas.
Además de los datos totales, la encuesta analiza los resultados con tres variables. La primera es en función de la patología. En segundo lugar, se analizan las respuestas en función del sexo. El 59,6% de las encuestas fueron respondidas por mujeres y el 40,4% por hombres. La última variable es en función de la edad del usuario organizándose en cuatro grandes grupos: menos de 60 años, entre 60 y 69 años, entre 70 y 79 años y mayores de 80 años.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de julio de 2017

martes, 18 de julio de 2017

No hay enfermedades, existen enfermos

Los colectivos de enfermos son un buen aliado del periodista. Lo más importante es que te ayudan a poner cara a la enfermedad, entender que, detrás de cada patología, existen personas, sufrimientos reales; aportan humanidad frente al riesgo de un distanciamiento cínico.

Arturo Muñoz e Isabel Álvarez. Foto: Marieta


No resulta sencilla la vida para el miastémico. «Estás cansado, pero tampoco descansas si estás en la cama. La gente piensa que eres un vago, no duele nada en concreto, pero tienes malestar en todo el cuerpo», comenta Arturo Muñoz, presidente de la Asociación de Afectados por 'miastemia gravis', una enfermedad neurológica de carácter autoinmune y que también ha sido bautizada como «la enfermedad de los millonarios» por haber tenido entre sus afectados a personalidades como Aristóteles Onassis.
«Es una enfermedad poco frecuente, aparece en cualquier edad y en todas las razas. Se da más en mujeres que en hombres», explica Muñoz. Una vez que se declara, se convierte en una dolencia crónica y actualmente no existe cura para ella. No es una enfermedad genética ni contagiosa.
«Lo más complicado es el diagnóstico. Un rasgo común es el peregrinaje que realizamos los miastémicos por los médicos. Es un rasgo que tenemos todos los pacientes. Se tarda varios años en diagnosticar. En algún momento del peregrinaje, todos los pacientes pasamos por el psiquiatra», comenta Isabel Álvarez Alfonso, tesorera de la asociación. Los diagnósticos definitivos llegan de mano de los neurólogos, los especialistas que la tratan, que la llaman «la gran imitadora» por su facilidad para inducir a otros diagnósticos antes de confirmar su existencia.
Los avances farmacológicos también se producen con lentitud. «Es una enfermedad compleja de tratar. No existe un tratamiento estándar, sino que se adapta a cada paciente. Podemos tener algunos medicamentos comunes, pero los tratamientos no son iguales. Como reflexionó el doctor Vidal en una charla que tuvimos recientemente, no existen enfermedades sino enfermos», comenta Isabel Álvarez.
Los momentos más temidos son las crisis, si bien la situación ha mejorado en los últimos años. «Se investiga y hoy en día son controladas. La mortalidad ha descendido espectacularmente y los tratamientos permiten llevar una vida con cierta normalidad», comenta Muñoz.
Muchos tratamientos se basan en la aplicación de inmunodepresores, con lo que el paciente ve reducidas sus defensas y debe extremar sus precauciones ante otro tipo de infecciones oportunistas. «El seguimiento por los médicos es fundamental», aseguran.
De ahí que se entienda la repercusión de este diagnóstico tanto en la vida del paciente como en la familia. La necesidad de apoyos para ambos, además de divulgar en la sociedad las características de la miastemia y respaldar la investigación son los argumentos que, en su momento, justificaron la creación de la Asociación de Afectados por Miastemia Gravis de Asturias. También se busca fomentar su conocimiento entre los médicos para acortar el peregrinaje antes de llegar al diagnóstico exacto.
«En toda la región existen unos trescientos casos. El incremento de la esperanza de vida provoca un aumento de los diagnósticos. En el Área Sanitaria de Avilés sólo tenemos dos socios y existen entre quince y veinte enfermos, pero no sabemos si no se quieren asociar o si no conocen la entidad», comenta Arturo Muñoz. La mayor parte de sus asociados se encuentra en Gijón y aspiran a que los diagnosticados se sigan acercando a ellos.
De ahí que el colectivo trabaje en su promoción de diferentes vías. Desde la tradicional mesa informativa en los centros sanitarios a la web y las redes sociales.
«Desde la asociación ofrecemos apoyo a las familias y a los pacientes, organizamos conferencias y divulgamos las características de miastemia para evitar rechazo social a los pacientes», comenta Isabel Álvarez.
En la medida de sus posibilidades apoyan la investigación. El gran objetivo es localizar la manera de desactivar esa reacción autoinmune sin alterar el resto de mecanismos de protección del cuerpo humano. «Hoy en día parece ciencia ficción pero se avanza», concluye Arturo Muñoz.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 17 de julio de 2017

viernes, 30 de junio de 2017

Avilés-Trieste

Nadie negará la evolución de la medicina en los últimos años. El avance tecnológico, tanto en técnicas como en materiales, lo ha hecho posible. Salud Mental no es ajena a es campo y un cambio conceptual como pasar del internamiento al tratamiento comunitario ha transformado la evolución y situación de enfermos y familias.
No ha sido, ni es, un proceso sencillo y fácil. Es una historia que se escribe en diferentes geografías, con Trieste como una referencia en Europa gracias a Franco y Franca Bataglia y su lucha por derribar muros. Avilés, más modestamente, sigue esa línea y de ahí el símbolo que existe en que ambas ciudades se  unan desde este año. 

Foto: Marieta

Profesionales de la Salud Mental, enfermos y familiares participaron ayer en la primera edición de la Escuela de Verano Franco y Franca Basaglia que se celebró en Avilés y que refuerza la situación del Área Sanitaria III como modelo de referencia en el Tratamiento Asertivo Comunitario para el abordaje de las patologías más graves.
Los italianos Franco y Franca Basaglia son considerados como los creadores de la antipsiquiatría. Franco Basaglia derribó, físicamente, los muros del psiquiátrico de Trieste, en Italia, iniciando un nuevo modo de entender el abordaje de la salud mental y que se ha concretado en los Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitario (ETAC)
Desde entonces, Trieste ha sido sinónimo de una nueva manera de entender la enfermedad mental, recuperando la dignidad de sus pacientes como personas y buscando nuevos modos de abordar la enfermedad. Los tratamientos asertivos comunitarios, lo que también se denomina 'Modelo Avilés', se han demostrado como la mejor manera para la recuperación de los enfermos graves y la Organización Mundial de la Salud los sitúa como un recurso necesario en la atención a estas patologías, según destacó ayer el psiquiatra Juan José Martínez Jambrina, jefe del área de gestión de clínica de Salud Mental de Avilés.
De hecho, ayer desveló una anécdota que demuestra el reconocimiento de Avilés en el campo de la Salud Mental. En una conferencia en Barcelona, el psiquiatra estadounidense Allen Frances, uno de los más influyentes del momento, sentenció que «si yo fuese enfermo mental, me gustaría vivir en Trieste o en Avilés», en una declaración que refuerza la relación entre ambas ciudades.
«Primera en Europa»
La Escuela Franco Basaglia se viene celebrando en Trieste como un espacio de reflexión sobre el tratamiento comunitario. Según explicó Jambrina, es un foro centrado en los profesionales.
A partir de ahí, este sistema de trabajo se ha ido extendiendo. La primera franquicia se creó en Río de Janeiro, siendo Avilés su segunda sede y la primera en Europa. El encuentro se repetirá el próximo año, posiblemente a finales de agosto con dos días de duración, lo que forzará el traslado del congreso de ETAC hasta abril. «Era algo que también venían reclamando los profesionales», matizó Jambrina.
En cada edición se cuenta con un representante de la Escuela de Trieste que traslada los contenidos abordados en esa edición del encuentro italiano. Este año, la psiquiatra Morena Furlan ha aportado las ideas, centradas en el empoderamiento de los pacientes y las familias. Furlan también aportó datos sobre la trascendencia de los ETAC en la gestión sanitaria.
«El Hospital Psiquiátrico de Trieste atendía a 1.200 personas y, en la actualidad, necesitaría cuarenta millones de euros. Hoy, los equipos de Salud Mental de Trieste atienden a 4.700 personas con un presupuesto de dieciséis millones de euros». No sólo es una mejor gestión económica, sino una mejor asistencia. De hecho, en el debate con familiares y pacientes la principal petición fue incrementar los equipos existentes. Avilés y Oviedo, con 130 pacientes cada uno, necesitan ya duplicar sus ETAC para responder bien a toda la demanda existente, aseguraron los doctores Jambrina y Moreno.
«Los hospitales psiquiátricos no rehabilitan, sólo empeora la persona», aseguró el doctor Jambrina que expresó su extrañeza por las declaraciones del juez Emilio Calatayud criticando la desinstitucionalización. «No entiendo las razones por lo que lo dice. La evidencia demuestra que una buena red de recursos comunitarios es mejor que el psiquiátrico, aunque éste es mejor a que no existía nada», opinó.
Lo cierto es que la tendencia del modelo comunitario es imparable. Alemania, hasta ahora una tierra baldía, asume con fuerza esta estrategia. Y en el congreso que hoy comienza en Avilés se presentará Eucoms, una red creado este año en Irlanda del Norte, donde diecisiete países de la Unión crean un grupo de presión a favor del ETAC.


Artículo publicado en La Voz de Avilés el 29 de junio de 2017