domingo, 29 de abril de 2018

Abrir nuevas vías

Los congresos siempre son una fuente de noticias. Muchas y buenas. También un lugar para aprender. La reunión anual de la Sociedad Asturiana de Hematología destaca la importancia de los ensayos clínicos, entre otros temas. Una cuestión a seguir.

Un momento del congreso. Foto: Marieta.
El Hotel Silken Villa de Avilés acoge durante este fin de semana (27 y 28 de abril de 2018) la décimo primera Reunión Asturiana de Hematología y Hemoterapia, un cónclave científico auspiciado por la sociedad médica de esta especialidad que cuenta en Asturias con cerca de ochenta especialistas, tanto en los grandes centros como en los hospitales comarcales. «La Hematología es una especialidad desconocida para el gran público, pero su actividad es necesaria en casi todos los hospitales, en campos que van desde la hemato-oncología a la anticoagulación, el servicio de transfusión de sangre o los hematólogos de laboratorio», según explicó Esther González García, del Hospital Universitario de Cabueñes y presidenta de la Sociedad Asturiana de Hematología.
Las reuniones se han convertido en un punto de encuentro de los hematólogos asturianos . Este año, todos los invitados trabajan en centros de otras regiones. «Es un esfuerzo que hemos hechos para mejorar los contenidos del congreso», explicó Esther González.
Durante la jornada del pasado viernes se conocieron experiencias concretas como la del doctor José Manuel Cárdenas, que trabajó como cooperante en la puesta en marcha de un sistema de calidad en establecimientos de la sangre en Islamabad, capital de Pakistán, y otras ciudades de Oriente, además de avances en el tratamiento de la hemofilia o casos clínicos en la medicina transfusional.
Hoy sábado (día 28 de abril), se conocerá, entre otros temas, la experiencia práctica de una unidad de ensayos clínicos sobre linfomas, leucemia mieloide crónica y mieloma. La ponente será la hematóloga Cecilia Carpio, del Vall d'Hebrón de Barcelona.
Esther García destacó la importancia para los hematólogos que ofrece la participación en este tipo de proyectos e incorporarlos a la práctica habitual. Tanto el Hospital Universitario de Cabueñes como el Hospital Universitario Central de Asturias incrementan su presencia en estos grupos de los que destacó «su carácter cooperativo entre los centros».
Su acceso a ellos implica cumplir una serie de requisitos que avalan la calidad de los servicios. Además, los pacientes también se benefician porque acceden a moléculas que aún no se encuentran disponibles en el mercado a pesar de haber sido validadas por autoridades científicas de terceros países, o que se encuentran en la recta final de su aprobación. «En casos de resistencias a los tratamientos puede ser una gran ayuda», aseguró.
Esther González subrayó que están «impulsados por entidades sin ánimo de lucro, como puede ser el Grupo Español de Hemopatías Malignas, el Grupo Español de Trasplantes y Linfomas o el Grupo Español de Mieloma.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 28 de abril de 2018

sábado, 28 de abril de 2018

Abordar un tabú: el suicidio

Si existe un tema complejo de abordar es el suicidio. Es un terreno ideal para meter la pata. Incluso en un acercamiento como el que protagoniza el doctor Juan José Martínez Jambrina, desde el ámbito clínico. 


Juan José Martínez Jambrina. Foto: José Prieto


Varón, en un ambiente urbano, mayor de 58 años, y, posiblemente, jubilado y con otras enfermedades. Son algunos de los rasgos que conforman el retrato robot de un suicida en el Área Sanitaria de Avilés. La cifra de suicidios consumados en la comarca se encuentra en dieciocho personas en los últimos años, con una tasa que se encuentra entre trece y catorce casos por cada 100.000 habitantes, según explicó ayer el doctor Juan José Martínez Jambrina, director de la unidad de gestión clínica de Salud Mental en el Área Sanitaria III de Avilés, en el 'Aula de Salud' organizada por el Área con la colaboración de la Asociación Cultural La Serrana en el Hotel 40 Nudos.
«Es una cifra estable, con una tendencia al alza y muy superior a los datos de España. La media nacional es de nueve casos por cada cien mil habitantes. Asturias y Galicia se encuentran a la cabeza desde que comenzaron los registros», comentó ayer el psiquiatra.
Jambrina describe el suicidio como una «realidad compleja». Los datos de Avilés indican que son más propensos los hombres que las mujeres (70-30%) y que es más frecuente en un entorno urbano que rural.
La edad media es de 58 años, aunque predominan los jubilados. Los medios más usados son la precipitación y el ahorcamiento, según la estadística del Servicio de Salud del Principado de Asturias.
Una situación que ha llevado a la consejería de Sanidad y Servicios Sociales a poner en marcha un protocolo de prevención. Después de una fase piloto para comprobar su eficacia, hace mes y medio comenzó su aplicación en Langreo y La Ería, en Oviedo.
Al Área Sanitaria de Avilés llegará después del verano, según aseguró ayer el doctor Jambrina. Tampoco se puede olvidar la vertiente legal ya que, «ayudar al suicidio se encuentra penado con la cárcel en España», recordó el médico.
«Es una recomendación del Plan Nacional de Salud Mental. En España, ya existen medidas similares en Andalucía, Galicia, Cataluña, País Vasco y Castilla-León, entre otros», comentó. «Al día, diez familias españolas registran un suicidio, que es la causa de unas 3.700 muertes al año», comenta el doctor Jambrina para ilustrar el alcance de esta realidad y la necesidad de un intervención desde la administración.

Posible detección

La experiencia avala estas iniciativas. «En España, aquellas comunidades con un protocolo han visto que la tasa de suicidios se mantiene estable. En el Reino Unido, una investigación demostró que el 93% de los suicidios registraban alguna patología asociada: depresión, trastornos afectivos, tasas de alcoholismo», comentó el psiquiatra.
Esta realidad se produce parcialmente en Avilés, donde el 45% de los casos de suicidio registraban otras enfermedades somáticas, lo que fortalece la posibilidad de intervenir.
Y es que existe un campo donde trabajar, si bien el Jambrina llamó a la prudencia «por la complejidad existente en un fenómeno como el suicido». El protocolo se desarrolla en el ámbito sanitario y establece medidas de coordinación entre los diferentes profesionales que pueden tratar en algún momento a personas que pueden tener intenciones de terminar su vida.
«Es muy importante la coordinación con Atención Primaria, pues en ella se pueden detectar muchos indicios. Es el primer eslabón en la cadena», destacó Jambrina. La estadística demuestra que muchos de los casos o intentos de suicidio de suicidio nunca han tenido contacto con la red sanitaria.
El programa cubre todos los niveles de la estructura sanitaria y refuerza su orientación tanto a las personas que pueden llegar a tener el deseo de terminar con su vida como a sus familias. «Debemos ayudar a las personas, pero también a sus familias. Son situaciones muy complejas y las familias también necesitan un apoyo», reflexionó.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 19 de abril de 2018