martes, 10 de julio de 2018

La importancia del cordón umbilical

No es la primera vez que me acerco a la planta de Maternidad. Siempre es una fuente de buenas noticias. En este caso, las donaciones de sangre de cordón umbilical, necesarias para tratamientos médicos que hace años resultaban propios de la ciencia-ficción. 


Las matronas María Menéndez, María Gómez, Yamilet Tobón y Arantzazu Muñoz con Sonia Alonso, auxiliar de enfermería.
Foto: Patricia Bregón.


El Hospital Universitario San Agustín (HUSA) lidera las donaciones de sangre de cordón umbilical válidas en Asturias, habiendo aportado el 42 por ciento de las recogidas desde 2010, cuando comenzó el programa en el Principado, hasta el pasado 30 de junio. En este periodo, se aportaron 1.125 en toda la región, de las que 469 llegaron desde Avilés.
De esta manera se mantiene la tendencia histórica ya que, entre 2011 y 2016, Avilés aportó el 52% de las donaciones válidas. Sólo un año, el 2012, no fue el centro que más donaciones válidas recogió, según la memoria del Centro Comunitario de Sangre y Tejido de Asturias.
La recogida de la sangre del cordón umbilical se impulsa en los últimos años por su potencial terapéutico. «Es una sangre muy rica en células madre, que resultan muy necesarias para tratamientos de enfermedades hematológicas y neoplásicas como linfomas o leucemias», explica Arantzazu Muñoz Mancisidor, responsable del servicio de partos en el HUSA.
Las cifras logradas avalan la calidad en la atención al parto en el Área Sanitaria III. No solo porque son las matronas las profesionales encargadas de la recogida de la muestra; sino porque las familias deben aportar su consentimiento y este llega después de ser informadas. «Lo ideal es contar con dos matronas para que una atienda al bebé y la otra recoja la muestra de la manera más aséptica y con la máxima cantidad de sangre posible», apuntó Muñoz.
La carga de trabajo y la preparación previa de las familias son claves. «Nuestro objetivo final es que el bebé esté bien y también la madre. En ese objetivo trabajamos para lograr un parto que respete a la madre y sea seguro», destaca Muñoz.
Después de superar la cifra del millar de partos en la primera década del siglo, los datos empiezan a bajar. En 2017 se registraron 858 partos con 875 nacimientos, puesto que hubo trece gemelares. Este año, la cifra será similar. En los primeros seis meses del año se han contabilizado 412 alumbramientos con 418 nacidos, lo que supone seis gemelos. Y con el 49 por ciento de las madres presentando un plan escrito sobre el parto.
Las cifras son muy lejanas a los registros de los años ochenta, los primeros de los que hay constancia en la biblioteca del centro de referencia del Área Sanitaria de Avilés. En 1984, se atendieron 1.442 partos, con 1.659 nacimientos en total.
«El 85 por ciento de los partos son eutócicos, atendidos por las matronas al concluir la gestación. Son un parto de bajo riesgo, con una dilatación adecuada y un expulsivo sin necesidad de instrumental», explica Arantzazu Muñoz.
Después de la atención a la gestación, son las matronas las que definen si el alumbramiento se encuentra dentro de los parámetros normales. Tras superar un examen de acceso, las enfermeras cursan una especialización de dos años antes de capacitarse como matronas.
«Las matronas somos fundamentalmente vocacionales». Es una frase que pronuncian todas las integrantes del equipo del San Agustín. «Cuando vi por primera vez un parto, supe que era lo mío», asegura Yamilet Tobón mientras que María Menéndez explica que otras ramas de la especialidad, como la atención a la sexualidad de la mujer o a la salud reproductiva le resultan muy interesantes.
La especialidad cuenta con otros rasgos, como la cercanía a las familias. Más aún desde la puesta en marcha del programa de visitas a la unidad y por el que ya han pasado cerca de trescientas personas. «Nosotras nos identificamos mucho con las madres, es una relación muy humana», asegura Sonia Alonso, auxiliar de enfermería y que, junto con el celador, son «fundamentales».
El equipo de matronas del Hospital Universitario San Agustín se encuentra integrado por once profesionales. Los partos se atienden en grupos de una o dos matronas, más una auxiliar de enfermería y un celador y el apoyo de ginecólogo y pediatra si lo reclaman las especialistas. Sin embargo, Arantzazu Muñoz asegura que no se puede entender el grupo «sin las cinco matronas que atienden los centros de salud. Formamos un equipo y la continuidad es fundamental para asegurar nuestros objetivos, que son que el bebé nazca bien y el apoyo a la madre».
Muñoz pone como ejemplo el programa de Piel con Piel para favorecer el contacto entre bebés nacidos por cesárea y sus madres. «La información se hace en las clases de preparación para el parto en Primaria. En ocasiones, hay familias que, por las razones que sean, no pueden acudir y entonces se les informa en el Hospital. De esta manera llegamos a todas las madres», indica. Junto con el diálogo y la comunicación entre ambos niveles, Muñoz destaca que las profesionales de Primaria estuvieron en el San Agustín, lo que facilita esa relación.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 9 de julio de 2018.