domingo, 24 de noviembre de 2019

Hablando de maltrato

El lunes 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género. Con tal motivo, el Área Sanitaria III de Avilés organizó unas jornadas de formación. La entrevista con Miguel Lorente, profesor en la Universidad de Granada, aporta mucha luz sobre el asunto.


Miguel Lorente. Foto: Marieta
Profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, Miguel Lorente participó ayer en las jornadas sobre violencia de género en el ámbito sanitario que se celebraron en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés.
-¿Qué retos afrontan los servicios públicos en la atención a las víctimas de la violencia de género?
-No funcionan bien, existe un gran déficit en la prevención en el ámbito sanitario. Situamos muchos recursos en el ámbito judicial, donde no están todas las mujeres maltratadas, y apenas prestamos atención al ámbito sanitario.
-¿Cómo es de importante el ámbito sanitario?
-Del conjunto de mujeres, las que son maltratadas acuden un veinte por ciento más a los servicios médicos que las que no son maltratadas. Es una oportunidad para detectar los casos e intervenir.
-¿Se trataría de activar protocolos ante los golpes que se detectan?
-No sólo se trata de los golpes, puede haber señales de maltrato como hematomas antiguos. En la mujer maltratada aparecen muchos síntomas: estrés crónico, ansiedad por la situación que viven, mareos, parestesias o pequeños hormigueos. Son síntomas del maltrato que deben provocar la reacción de los profesionales sanitarios.
-¿Es fácil de distinguir cuando esos síntomas corresponde a la violencia machista?
-En un primer nivel asistencial, el personal clínico lo detecta y lo remite a un especialista: el experto en medicina legal o forense. Este dispone de las herramientas necesarias para saber si se trata de una situación de violencia machista o no.
-¿Cómo se aplica este sistema?
-Es necesario mejorar la formación del personal sanitario y que no tengan problema en activar los protocolos. Ningún profesional duda en informar de un parte de lesiones cuando las detecta. Y se debería contar con un servicio específico.
-¿Puede ser a través de las trabajadoras sociales en la sanidad?
-Pienso en un servicio sanitario, de Género y Salud, donde se tenga una visión integral de temas de salud que son específicos de las mujeres por ser mujeres. Hablo de aspectos ginecológicos, pero otras patologías se portan de manera diferente en las mujeres que en los hombres. Por ejemplo, el infarto de miocardio irradia de una manera distinta en una mujer que en un hombre.
-¿No puede resultar discriminatorio para los hombres?
-No, en absoluto. En primer lugar, no se niega la asistencia sanitaria a los hombres. Además, cuando se generó la mayor parte del conocimiento sanitario que empleamos en la actualidad no había la sensibilidad que tenemos ahora y el modelo era el varón. Sin embargo, existen casos donde los síntomas son diferentes. Se trata de tener profesionales sanitarios que no duden de los síntomas que comenta una mujer, que pueda expresarse y ser atendida.
-Habrá sectores que rechacen esta idea.
-Cualquier lucha contra la injusticia beneficia a toda la sociedad. Yo no quiero tener hijos que resuelvan sus diferencias con violencia, no quiero tener hijos maltratadores ni hijas maltratadas. La disminución de la desigualdad ayuda a todos: hombres y mujeres, sin diferencias.
-Al principio hablamos de retos y carencias, ¿existen buenas prácticas que se puedan destacar?
-Se hace bien en todas partes. No existe malas praxis médicas en la atención a la mujer maltratada. Los protocolos se aplican bien. Pero no se aplican en todos los hospitales y no todos los aplican igual. Ahí es donde empiezan las insuficiencias. Existen profesionales que creen en ello y quien no. Pero no se trata de una opción, es una responsabilidad. Igual que sucede con el parte de lesiones. Ningún profesional se plantea no hacerlo. Se cumple y se envía al juez. Existe descoordinación dentro del propio sistema sanitario, y también fuera. La relación entre la sanidad y la justicia también es mejorable.
-En los hospitales se ha producido un relevo generacional, con nuevas promociones con más mujeres que varones. ¿Es el germen para un cambio de cultura?
-Es un buen terreno, pero no el germen. Donde más se incrementa la violencia de género es en la juventud. La sociedad debe entender que la violencia no resuelve los problemas, pero culturalmente existe cierta tolerancia a la violencia, se dan excusas. Por eso existe tanta oposición de sectores ultras a propuestas para cambiar los esquemas como la asignatura de Educación para la Ciudadanía, porque se trata de alcanzar el futuro con un cambio social, hacer de él un lugar distinto al presente.

Entrevista publicada en La Voz de Avilés-El Comercio 
el día 23 de noviembre de 2019.

sábado, 24 de agosto de 2019

El reto de envejecer

A escasos kilómetros de Avilés, a las orillas de un pantano construido para asegurar el suministro de agua a la entonces conocida como Ensidesa, en la actualidad, ArcelorMittal, se encuentra la residencia de La Granda. Sede de la empresa siderúrgica pero también de unos cursos que verano tras verano se repiten con un reducido grupo de disciplinas. 
Entre ellas no falta la biomedicina y, en los último años, la gerontología que, en una región tan envejecida como Asturias genera un lógico interés.
De ahí que se aprovechase la oportunidad para conversar con el doctor Leocadio Rodríguez sobre el envejecimiento y, sobre todo, el envejecimiento saludable. 

El doctor Leocadio Rodríguez. Foto: Omar Antuña.


El envejecimiento es inevitable, pero se puede vivir de una manera saludable. La manera de abordarlo fue el tema central de la conferencia que ayer ofreció el doctor Leocadio Rodríguez Maña (Jaén, 1960) , jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Fragilidad y Envejecimiento Saludable del Instituto de Salud Carlos III.
-¿Cuál es la clave para envejecer?
-Saber envejecer bien. Eso supone envejecer libre de discapacidad. Envejecer sin enfermedad es muy difícil, pero envejecer sin discapacidad es muy probable si hacemos unas pocas cositas.
-¿De qué se trata?
-Lo primero un estilo de vida activo física y mentalmente. Lo segundo es evitar un sedentarismo. No es lo mismo sedentarismo que vida activa. Hay personas que pueden andar dos o tres horas diarias, pero luego llegan a casa y están sentadas todo el día. Lo que hemos ganado andando lo perdemos sentados seis horas delante del ordenador o la televisión. Lo tercero es prestar atención a enfermedades crónicas o prevenirlas: diabetes, hipertensión arterial, cardiopatías, obesidad. Y evitar actividades tóxicas como el tabaco.
-¿Tan mala es la televisión?
-Muchos estudios demuestran que cuanto más horas de televisión se ven, peor salud se tiene.
-¿Le quitamos la tele a los mayores?
-No. Se trata de no pasar cuatro horas delante de la televisión. Se trata de limitar esas actividades y cambiarlas por otras. No hay que hacer ejercicio exhaustivo, sino evitar estar parado. Basta con salir a ver escaparates.
-¿Cuánto ejercicio se debe hacer?
-Una o dos horas diarias de un ejercicio vigoroso o moderado. Los estudios indican que el ejercicio vago no es efectivo.
-Vago, vigoroso... ¿Cómo lo podemos explicar?
-El ejercicio vago es ese paseo lento, viendo escaparates. Tengo un amigo que dice que el paseo saludable es al ritmo al que vamos a una reunión con el jefe y llegamos tarde.
-También hay actividades saludables, como leer, pero es sedentaria.
-Leer es magnífico. Pero uno puede comprar una mesa alta y luego una cinta de andar y puede andar a velocidades pequeñas. He visto a compañeros en Estados Unidos que lo hacen.
-Las relaciones personales también son saludables.
-Todas las actividades de sociabilización son importantes. Hemos hecho estudio de intervención basados en ejercicios físicos. Era muy curioso porque las personas que acudían se picaban entre ellos y querían hacer más. Y luego las personas que acudían formaron grupos y quedaban entre ellos para hacer actividades. Han organizado sesiones de teatro. Todo eso partió de ellos. Eso abre una serie de puertas enormes que evitan que uno se quede en su casa sentado, mirando a las musarañas.
-¿El sexo entre los mayores también es beneficioso?
-El ser humano es un ser sexual. Y alguien ha dicho que el sexo no está en los órganos genitales sino en la cabeza. Los ancianos tienen su actividad sexual. Existen unas limitaciones fisiológicas, como la sequedad vaginal en la mujer, pero se puede corregir. Y, además, no toda la sexualidad se centra en el coito. Hay una serie de actividades sexuales muy gratificantes que practican las personas mayores.
-Sin embargo ha sido un tabú.
-Sí, se han hecho gracietas y chistes. Pero las personas mayores no son asexuadas. A todos nos cuesta pensar en nuestros padres haciendo sexo pero es algo cierto como en los mayores. Es un tabú social.
-En ocasiones, los hijos deben vivir lejos de los padres. ¿Es importante que mantengan el trato?
-Muy importante. Es una de las cosas que más agradecen. Cuando son mayores o tienen algún tipo de dependencia agradecen mucho el apoyo de la familia: saber que pueden contar con el hijo, con la nieta. Y más la actual generación de mayores donde la familia es un pilar básico.
-Decía que no había que tener hábitos tóxicos, pero una pipa, una copa a la semana...
-(Risas) Suelo decir que hay que ser moderado hasta en la moderación. La persona que lleva bebiendo su vaso de vino en la comida, que siga haciéndolo. El problema del tabaco es que es muy difícil quedarse en la unidad. Y es un factor de riesgo para la discapacidad en cualquier edad. Por no hablar del factor económico en una generación con una pensión media de mil euros.
-¿Y la alimentación?
-Debe ser variada y equilibrada. Ningún alimento es malo. Hay que tener en cuenta dos factores: el sabor y la masticabilidad. El gusto cambia según envejecen y le ponen sal a todo, porque pierden ese sabor, y son muy golosones porque el dulce es el sabor que más mantienen.
-¿Y el masticar?
-No es infrecuente que se pierdan piezas dentales. Debe ser una dieta fácil de masticar y que no dejen de comer fruta o carne.

Entrevista publicada en La Voz de Avilés-El Comercio el 24 de agosto de 2019. 

lunes, 24 de junio de 2019

Hablando de Salud Mental

El congreso avilesino sobre los Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitario (ETAC), el Modelo Avilés, son un clásico. Y para abrirlo, no podía faltar una conversación con el doctor Juan José Martínez Jambrina.




La mayor parte de la carrera profesional del doctor Juan José Martínez Jambrina (Zamora, 1964) se ha desarrollado en Avilés, vinculada al equipo de tratamiento asertivo comunitario (ETAC), que cumple veinte años desde su creación. Los próximos jueves y viernes, 27 y 28, Avilés acogerá el congreso nacional sobre ETAC, en realidad una cumbre internacional para reflexionar sobre el abordaje de la enfermedad mental grave que supera los 150 inscritos.
-Se cumplen veinte años de la creación del ETAC. ¿Qué balance hace?
-El objetivo principal era mejorar la atención a los pacientes más graves que empezaban a afrontar una vida en su domicilio después de la reforma psiquiátrica de 1986 y el cierre del psiquiátrico. En diez, doce años, del antiguo hospital psiquiátrico salen entre 800 y 900 pacientes. Se crearon una serie de estructuras para atenderlos, pero, como todos sabemos, la reforma tuvo sus éxitos y sus insuficiencias y contradicciones.
-¿Puede concretarlas?
-La reforma se hizo para un grupo de pacientes que eran los que quedaban más desatendidos. Con los enfermos mentales, sobre todo los más graves, nos pasa la paradoja que cuando más graves están, su conciencia de enfermedad es menor. En el resto de patologías, cuando el paciente se encuentra peor, demanda más atención, pero una persona que alucina no tiene una idea de su enfermedad. Eso complica mucho la asistencia porque en esos momentos en lugar de buscar la atención se aleja de los dispositivos.
-¿Hubo algún déficit más?
-Por ejemplo, en las unidades de agudos reingresaban constantemente pacientes con recaídas frecuentes. Fallaba la continuidad de cuidados. Fue uno de los motivos para crear el ETAC, nuestro objetivo era disminuir las recaídas, hospitalizaciones, suicidios de enfermos graves e internamientos en contra de su voluntad.
-Eso se logró.
-Sí. Pero en nuestro ETAC y en todos los ETAC. El descubrimiento principal ha sido que el lugar con una mayor potencia para el tratamiento y donde más se respeta el derecho a los pacientes es su domicilio. Allí el paciente es el dueño y controla la situación. Y la intervención alcanza su mayor efectividad.
-¿Y el gran éxito de la reforma?
-Acabar con la estigmatización y alejamiento de su medio habitual de los pacientes. En la enfermedad mental grave existe una base orgánica, pero también afecta al pensamiento y el lenguaje, que son dos cuestiones básicas para la vida social. Si tenemos que recuperar la vida social, se debe recuperar donde se mantienen. Y no es en un hospital cerrados y aislados. El hospital garantizaba la subsistencia física del individuo, pero anulaba en sus derechos de ciudadanía y capacidad de recuperación porque lo apartaba de su círculo familiar y de amistades.
-El congreso llega a su edición dieciséis. ¿Se pensaba llegar aquí?
-No. Pensábamos en hacer un primer congreso y ver cómo salíamos de él. Ni con el segundo ni el tercero. A partir del décimo ves que la cuestión ya está consolidada.
-¿Cómo surge ese primer congreso?
-Veíamos que la experiencia de Avilés iba bien y quisimos hacer un llamamiento para reflexionar entre todos y compartir. Buscamos hacer una masa de gente que pudiese sostener los ETAC.
-En un congreso un ponente afirmó que, si fuese enfermo mental, lo querría ser en Trieste, la referencia europea de ETAC, o en Avilés. ¿Sigue Avilés en ese nivel?
-Sí. En Avilés se garantiza una buena atención al paciente, además de respeto a derechos y principios éticos a los pacientes. También es verdad que se han incorporado más ciudades a los ETAC y que a nosotros nos queda por crecer. Igual que Trieste. Es verdad que hay puntos estratégicos en Europa: Trieste, Lille y también puede ser Avilés.
-En el congreso de esta semana se abordará la atención a los enfermos sin hogar. ¿Cuál es la situación en Avilés?
-Ahora mismo estamos poniendo en marcha un equipo pionero de intervención en crisis. Ahora solo tenemos un 50% del equipo y, una vez que se complete, pondremos en marcha un equipo de atención a las personas sin hogar con patología psiquiátrica. Aquí siempre tenemos el debate de si ser un sin hogar es una etiqueta psiquiátrica y no, es social.
-Desde el mundo del trabajo social se comentan que no saben si la enfermedad mental lleva a la calle o vivir sin hogar la crea. ¿Cómo es la relación entre ambos?
-En el 50 ó 60% de los casos es el fracaso económico lo que provoca que la persona carezca de hogar. Luego hay otras situaciones de trastornos de la personalidad o por consumos de sustancias que provocan que la persona esté sin hogar. Pero viendo su biografía se puede conocer perfectamente. Pero lo que debemos ser es asertivos, intervenir cuando una persona tiene una crisis.
-Cuando se crea el tratamiento asertivo comunitario no existía la actual sociedad de la información. ¿Cómo les afecta?
-Más bien poco. Es uno de los pocos campos de la medicina donde tienen menos impacto. Nos beneficiamos muy poco de las herramientas digitales. De cada cien apps para diagnóstico precoz, 95 no sirven para nada.
-¿Y cómo influye la sociedad digital en las patologías?
-Aparecen unos casos y desaparecen otros. Las redes sociales crean grupos de ayuda a personas que estaban solas. Hay casos, pero son mínimos, que se precipitan por el uso de redes sociales. Otra cosa es las patologías adictivas, que están ahí, por la dependencia de las redes sociales. Pero no aumentaron las enfermedades graves.

Entrevista publicada en La Voz de Avilés-El Comercio 
el 23 de junio de 2019

martes, 16 de abril de 2019

El encanto de la bióetica

Tal vez porque implique dilemas, conflictos; tal vez porque supone reflexión sobre temas que interesan a todos. Son razones más que suficientes como para acercarse a la actividad de un comité de bioética. En este caso, en el Área Sanitaria de Avilés. 


Manuel Valledor y María Antonia Jurado. 




 Foto: MARIETA
El comité de bioética del Área Sanitaria III atendió el pasado año siete consultas. Diecinueve profesionales (alguno incluso de fuera del ámbito sanitario) integran este organismo autónomo, de carácter consultivo y no vinculante en sus decisiones. «El comité trabaja de manera deliberativa entre sus integrantes, lo que se emiten son recomendaciones sobre conflictos éticos que se presentan», explica María Antonia Jurado Pedrayes, secretaria del comité y que trabaja como administrativa en el servicio de Pediatría.
Los temas planteados abordan campos como la privacidad de los datos, la confidencialidad, el tratamiento de sedación en la agonía y la actuación en casos de contención mecánica. «Los hechos que se presentan se analizan con rigor y la reflexión se basa en un método deliberativo. Como comité, nuestros principios son una ética civil, racional, plural y crítica, es decir que mediante el método científico se pueden revisar planteamientos previos», explica el doctor Manuel Valledor, jefe del servicio de Medicina Intensiva.
La necesaria confidencialidad de los casos planteados explica que no se aporten más datos sobre los casos tratados el pasado año. Valledor subraya que la bioética es un elemento que refuerza la calidad en la asistencia. Cita un ejemplo. «Tenemos la obligación legal del consentimiento informado. Los criterios de la bioética implican que los profesionales deben esforzarse en que los pacientes lo entiendan».
El comité de bioética puede recibir consultas de profesionales de la sanidad, pero también de pacientes, familiares o allegados. Es suficiente con enviar un correo electrónico a comiteetica.gae3@sespa.es o contactar con el teléfono 985 123 011. «No asesoramos sobre quejas o reclamaciones, ni proponemos sanciones, ni juzgamos comportamientos de profesionales o pacientes», recuerda María Antonia Jurado.
Además de atender las consultas, el comité elabora guías de temas de gran complejidad. Así, se elaboró un documento sobre las contenciones mecánicas de pacientes, la sedación paliativa, la actitud ante la transfusión de los Testigos de Jehová o la ética institucional.
Su trabajo anual incluye la formación de sus integrantes y del personal sanitario y la divulgación de su actividad y los principios bioéticos en la sociedad avilesina. Se suelen reunir una vez al mes, salvo en la época estival.
La inquietud por la bioética en el San Agustín tiene una tradición que se remonta a los años noventa. La actual configuración de los comités de bioética se reguló por un Real Decreto aprobado en 2005, donde se fijan su campo de actuación, funcionamiento y necesidad de acreditación. La última acreditación se superó en 2016 y dura cuatro años.

Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio
 el 15 de abril de 2019.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Alerta: ictus

Se ha generalizado el uso del término ictus, pero los que tienen años recuerdan que se hablaba de embolias, apoplejía... En todo caso, una enfermedad grave de la que se informa de manera habitual para prevenir y también para ilustrar la situación que atraviesan los enfermos y sus familias. 


 El doctor Joaquín Peña Martínez.  Foto: Marieta
La celebración del Día del Ictus favorece que, a finales de octubre, está enfermedad cobre protagonismo en los medios de comunicación. Sin embargo, su incidencia es diaria en los servicios de Neurología de centros hospitalarios. El doctor Joaquín Peña Martínez, jefe del servicio de Neurología en el Hospital Universitario San Agustín, despeja las dudas sobre el ictus.

-Hace años hablábamos de trombosis, embolia, apoplejía... Términos que han desaparecido a favor del ictus. ¿Qué sucedió?

-En todos los casos, se trata de trastornos bruscos de la circulación cerebral. Durante muchos años, en las publicaciones médicas había el debate de utilizar accidente cerebral, ataque cerebral o ictus. Al final término consolidándose ictus, que es lo que se ha generalizado. Cuando yo hacía la residencia explicabas a una persona que había sufrido una trombosis cerebral y lo entendía; ahora les explicas qué es un ictus.
-¿Cómo podemos explicarlo?
-Es un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera la función de una determinada región del cerebro. Puede ser por una arteria que se obstruye, el ictus isquémico, o por una arteria que se rompe, el ictus hemorrágico. Solo se pueden diferenciar mediante el escáner.

-¿Qué provoca el ictus?

-Existen una serie de factores que no se pueden modificar: la edad y los antecedentes familiares. Pero hay otros factores en los que podemos intervenir: el tabaquismo, la obesidad y la vida sedentaria.

-¿Cuál es su repercusión?

-A nivel global hablamos de unos 200 casos anuales por 100.000 habitantes, de los que más de la mitad son de personas mayores de 75 años. En el caso de Avilés, en 2016 y 2017 ha representado el 37% de los ingresos de Neurología.

-¿En una población envejecida como la avilesina se incrementa el número de casos?

-En general, en los países desarrollados se reduce por el control de los factores de riesgo, pero aumenta por el envejecimiento de la población. Avilés no es ajeno a esta situación.

-¿Se da más en hombres o en mujeres?

-Suele darse más en varones, pero la mortalidad es mayor en las mujeres de más de 75 años. Se reproduce la tendencia de las enfermedades vasculares.

-¿Ante que señales debemos reaccionar?

-Los síntomas del ictus son bruscos y con un inicio muy rápido, aparecen de manera inesperada. Los más frecuentes son la pérdida de fuerza en un brazo, pierna o debilidad de la cara, la pérdida de sensibilidad en la mitad de la cara y la dificultad para hablar, la incapacidad de pronunciar palabra. Otros síntomas son la pérdida aguda de la visión, parcial o total en ambos ojos. O la pérdida de equilibrio o estabilidad sin que la persona pierda su fuerza. Ante esa situación se debe llamar al 112 de Emergencias o acudir al hospital de manera urgente.

-Mientras llega la asistencia, ¿qué pueden hacer los acompañantes?

-Deben esperar la asistencia médica y mantener la calma. Pueden intentar tomar la temperatura o la tensión, pero tampoco es necesario.

-En Asturias se ha puesto en marcha el código ictus, ¿se activa en ese momento?

-La activación corresponde al 112, que lo pone en marcha ante la sospecha. Cuando llamamos a Emergencias nos atiende personal médico que, ante la sospecha, activa el código y el equipo médico que acude toma el resto de decisiones.

-¿Qué aporta el código ictus?

-Una respuesta desde el primer momento. Es fundamental para la evolución posterior. El ictus es una verdadera urgencia médica y cuanto antes se acude al hospital, mejor es la evolución del paciente. En Asturias estamos poniendo en marcha un servicio de telemedicina para las zonas más alejadas, es el teleictus. En el caso del Área Sanitaria III, los ictus no llegan en este primer momento al San Agustín, sino que se derivan directamente al Hospital Universitario de Cabueñes o el Hospital Universitario Central de Asturias, que cuentan con sendas unidades de ictus.

-¿Qué implica ir a Gijón u Oviedo?

-En Cabueñes cuentan con tratamiento fibrinolítico y Oviedo ofrece éste y tratamiento vascular. En el caso de Avilés, normalmente se trasladan al HUCA, aunque si es necesario pueden producirse derivaciones a Gijón. En ningún caso, afecta a la calidad de la atención. Este año se está registrando un aumento de activaciones del código.
-¿A qué se debe?
-Se han cambiado algunos criterios, como ampliar el límite de edad. En toda Asturias, en 2017 se realizaron 446 activaciones y, hasta septiembre de este año, llevamos 506.

-El paciente llega al HUCA, ¿qué sucede?

-El tratamiento comienza a aplicarse en el traslado. En el HUCA se hace un tratamiento agudo y, cuando el paciente ya se encuentra estable, se traslada a Avilés para iniciar la rehabilitación o continuar la hospitalización.

-¿Cuánto tiempo durará la hospitalización en Avilés?

-Es muy variable. Depende de su situación clínica y de las pruebas complementarias que necesite. Los médicos no darán el alta al paciente hasta que se encuentre clínicamente estable.

-¿Y el proceso de rehabilitación, puede recuperarse plenamente?

-No se puede dar un pronóstico de manera general. Depende de cada paciente, de la gravedad del ictus. La precocidad en el tratamiento es fundamental. Cada caso es un mundo. La evolución posterior depende de si la obstrucción en la arteria es mayor o menor y el daño provocado.

-¿Cómo afrontan la rehabilitación en el San Agustín?

-Contamos con tres vías y, en función del paciente, se opta por la más adecuada para su recuperación y en función de su situación. Una posibilidad es prolongar la hospitalización en la Fundación Hospital Avilés. También se puede hacer un tratamiento fisioterapéutico a domicilio o de carácter ambulatorio, en aquellos casos más autónomos.

-¿Se sigue algún modelo específico en la rehabilitación?

-El proceso se define en función de cada paciente y con los recursos de los que disponemos. El objetivo es recuperar lo más posible de aquellas partes que han sido dañadas. Hay casos en los que se logra plenamente y en otros no se alcanza esa situación. No obstante, la evolución actual de los pacientes es mucho mejor a la de hace años.

-¿Ayuda a ello la unidad de ictus?

-Desde luego. Tener los pacientes en un entorno controlado asegura una mejor evolución del enfermo. Lo más importante es el tratamiento precoz que se organiza con el código ictus que evita el daño permanente. El objetivo es restablecer el flujo cerebral para que el daño sea lo menor posible. Lo fundamental son las primeras 24-48 horas.

-Una vez terminada la rehabilitación, ¿cómo será la vida después del ictus?

-Todo irá en función de las secuelas. Siempre insistimos en el control de los factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo para evitar que vuelva a producirse.
Entrevista publicada en La Voz de Avilés-El Comercio 
el 12 de noviembre de 2018