domingo, 24 de noviembre de 2019

Hablando de maltrato

El lunes 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género. Con tal motivo, el Área Sanitaria III de Avilés organizó unas jornadas de formación. La entrevista con Miguel Lorente, profesor en la Universidad de Granada, aporta mucha luz sobre el asunto.


Miguel Lorente. Foto: Marieta
Profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, Miguel Lorente participó ayer en las jornadas sobre violencia de género en el ámbito sanitario que se celebraron en el Hospital Universitario San Agustín de Avilés.
-¿Qué retos afrontan los servicios públicos en la atención a las víctimas de la violencia de género?
-No funcionan bien, existe un gran déficit en la prevención en el ámbito sanitario. Situamos muchos recursos en el ámbito judicial, donde no están todas las mujeres maltratadas, y apenas prestamos atención al ámbito sanitario.
-¿Cómo es de importante el ámbito sanitario?
-Del conjunto de mujeres, las que son maltratadas acuden un veinte por ciento más a los servicios médicos que las que no son maltratadas. Es una oportunidad para detectar los casos e intervenir.
-¿Se trataría de activar protocolos ante los golpes que se detectan?
-No sólo se trata de los golpes, puede haber señales de maltrato como hematomas antiguos. En la mujer maltratada aparecen muchos síntomas: estrés crónico, ansiedad por la situación que viven, mareos, parestesias o pequeños hormigueos. Son síntomas del maltrato que deben provocar la reacción de los profesionales sanitarios.
-¿Es fácil de distinguir cuando esos síntomas corresponde a la violencia machista?
-En un primer nivel asistencial, el personal clínico lo detecta y lo remite a un especialista: el experto en medicina legal o forense. Este dispone de las herramientas necesarias para saber si se trata de una situación de violencia machista o no.
-¿Cómo se aplica este sistema?
-Es necesario mejorar la formación del personal sanitario y que no tengan problema en activar los protocolos. Ningún profesional duda en informar de un parte de lesiones cuando las detecta. Y se debería contar con un servicio específico.
-¿Puede ser a través de las trabajadoras sociales en la sanidad?
-Pienso en un servicio sanitario, de Género y Salud, donde se tenga una visión integral de temas de salud que son específicos de las mujeres por ser mujeres. Hablo de aspectos ginecológicos, pero otras patologías se portan de manera diferente en las mujeres que en los hombres. Por ejemplo, el infarto de miocardio irradia de una manera distinta en una mujer que en un hombre.
-¿No puede resultar discriminatorio para los hombres?
-No, en absoluto. En primer lugar, no se niega la asistencia sanitaria a los hombres. Además, cuando se generó la mayor parte del conocimiento sanitario que empleamos en la actualidad no había la sensibilidad que tenemos ahora y el modelo era el varón. Sin embargo, existen casos donde los síntomas son diferentes. Se trata de tener profesionales sanitarios que no duden de los síntomas que comenta una mujer, que pueda expresarse y ser atendida.
-Habrá sectores que rechacen esta idea.
-Cualquier lucha contra la injusticia beneficia a toda la sociedad. Yo no quiero tener hijos que resuelvan sus diferencias con violencia, no quiero tener hijos maltratadores ni hijas maltratadas. La disminución de la desigualdad ayuda a todos: hombres y mujeres, sin diferencias.
-Al principio hablamos de retos y carencias, ¿existen buenas prácticas que se puedan destacar?
-Se hace bien en todas partes. No existe malas praxis médicas en la atención a la mujer maltratada. Los protocolos se aplican bien. Pero no se aplican en todos los hospitales y no todos los aplican igual. Ahí es donde empiezan las insuficiencias. Existen profesionales que creen en ello y quien no. Pero no se trata de una opción, es una responsabilidad. Igual que sucede con el parte de lesiones. Ningún profesional se plantea no hacerlo. Se cumple y se envía al juez. Existe descoordinación dentro del propio sistema sanitario, y también fuera. La relación entre la sanidad y la justicia también es mejorable.
-En los hospitales se ha producido un relevo generacional, con nuevas promociones con más mujeres que varones. ¿Es el germen para un cambio de cultura?
-Es un buen terreno, pero no el germen. Donde más se incrementa la violencia de género es en la juventud. La sociedad debe entender que la violencia no resuelve los problemas, pero culturalmente existe cierta tolerancia a la violencia, se dan excusas. Por eso existe tanta oposición de sectores ultras a propuestas para cambiar los esquemas como la asignatura de Educación para la Ciudadanía, porque se trata de alcanzar el futuro con un cambio social, hacer de él un lugar distinto al presente.

Entrevista publicada en La Voz de Avilés-El Comercio 
el día 23 de noviembre de 2019.