jueves, 13 de diciembre de 2018

No todo son las pastillas

Aunque nadie puede negar la importancia de la medicación, siempre existe el riesgo de sobremedicarse, de abusar de las pastillas más allá de lo adecuado. La doctora Belén García Busto (@Belengato) y el farmacéutico Luis Sánchez Álvarez advierten de estos peligros. 


Belén García Busto, Enrique González y Luis Sánchez Álvarez.
Foto: Marieta
Se encuentran en todas las casas y se consideran el camino para la salud; sin embargo la utilización de los medicamentos implica cierta complejidad que ayer abordaron la doctora Belén García Busto, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria que ejerce en el centro de salud de Cudillero, y el farmacéutico Luis Sánchez Álvarez, responsable de Farmacia en Atención Primaria del Área Sanitaria III, dentro de la edición mensual del Aula de Salud que organizan el área y la asociación cultural La Serrana.
«En ocasiones se banalizan los medicamentos y no hay que banalizarlos, tienen sus indicaciones y contraindicaciones», aseguró Belén García Busto, que recordó que «no todos los problemas de salud que tenemos se curan con una pastilla. En ocasiones, un cambio de hábitos es saludable».
Y es que, como recordó el farmacéutico Luis Sánchez Álvarez «tenemos que superar la medicalización de los problemas cotidianos que vivimos actualmente. Los pacientes acuden a las consultas a por una receta y, en ocasiones, no deberían recibirla, porque su problema no lo necesita». Una batalla donde los médicos de familia sufren presiones por todas las partes: por una parte de los pacientes, que si no reciben la receta consideran que su médico no es bueno y desconfían de él; por otra parte, la saturación de trabajo y, por último, la presión de la industria farmacéutica. «No es una situación sencilla para los médicos de Primaria», asegura Luis Sánchez.
Y eso que hablamos de palabras mayores porque, como recordó Belén García Busto, «no existe ningún medicamento de riesgo cero, en ocasiones tenemos que dar opción a las respuestas no farmacológicas. Los medicamentos deben ser los justos y necesarios», aseguró.
Por ejemplo, un problema de colesterol puede solucionarse con un cambio de dieta y ejercicio moderado. O las dificultades para conciliar el sueño en personas mayores, que son propias de la edad y no necesitan ningún medicina. «El prospecto de algunos fármacos señala que no se deben tomar más de ocho semanas continuadas y hay personas que los consumen de manera ininterrumpida. Cuando se receta, hay que indicar cuando se terminará el tratamiento», apunta Sánchez.

Los polimedicados

Y es que, como subraya García Busto, «no todo se arregla con una pastilla». Además, el exceso o uso inadecuado de medicinas lleva a otro problema: la polimedicación. En el área sanitaria hay 2.794 personas que durante seis meses consumieron más de tres cajas de diez principios activos; 228 personas con más de tres cajas de quince principios activos y doce con más de tres cajas de veinte principios activos. Son los llamados polimedicados.
«Hay casos en los que es necesario, pero también hay pacientes en los que sucede el efecto cascada. Se receta un fármaco, que genera un efecto secundario; este necesita otro fármaco, que vuelve a generar otra reacción y se requiere un tercer producto», comenta Luis Sánchez.
¿Se puede romper esta deriva? Los ponentes del Aula de Salud no solo consideran que sí, sino que en su día a día trabajan para ello. Belén García Busto reclama a que el paciente «juegue un papel más activo en la enfermedad, se integre en el equipo con su médico y enfermera. Se conoce mejor que nadie y debe ser protagonista en su salud».
Por su parte, Luis Sánchez facilita recursos a los facultativos de Primaria. «Los profesionales nos demandan información objetiva a los farmacéuticos y responden muy bien a los cursos de formación que impartimos», asegura.
Y es que, como recordó el farmacéutico Luis Sánchez Álvarez «tenemos que superar la medicalización de los problemas cotidianos que vivimos actualmente. Los pacientes acuden a las consultas a por una receta y, en ocasiones, no deberían recibirla, porque su problema no lo necesita». Una batalla donde los médicos de familia sufren presiones por todas las partes: por una parte de los pacientes, que si no reciben la receta consideran que su médico no es bueno y desconfían de él; por otra parte, la saturación de trabajo y, por último, la presión de la industria farmacéutica. «No es una situación sencilla para los médicos de Primaria», asegura Luis Sánchez.
Y eso que hablamos de palabras mayores porque, como recordó Belén García Busto, «no existe ningún medicamento de riesgo cero, en ocasiones tenemos que dar opción a las respuestas no farmacológicas. Los medicamentos deben ser los justos y necesarios», aseguró.
Por ejemplo, un problema de colesterol puede solucionarse con un cambio de dieta y ejercicio moderado. O las dificultades para conciliar el sueño en personas mayores, que son propias de la edad y no necesitan ningún medicina. «El prospecto de algunos fármacos señala que no se deben tomar más de ocho semanas continuadas y hay personas que los consumen de manera ininterrumpida. Cuando se receta, hay que indicar cuando se terminará el tratamiento», apunta Sánchez.

Los polimedicados

Y es que, como subraya García Busto, «no todo se arregla con una pastilla». Además, el exceso o uso inadecuado de medicinas lleva a otro problema: la polimedicación. En el área sanitaria hay 2.794 personas que durante seis meses consumieron más de tres cajas de diez principios activos; 228 personas con más de tres cajas de quince principios activos y doce con más de tres cajas de veinte principios activos. Son los llamados polimedicados.
«Hay casos en los que es necesario, pero también hay pacientes en los que sucede el efecto cascada. Se receta un fármaco, que genera un efecto secundario; este necesita otro fármaco, que vuelve a generar otra reacción y se requiere un tercer producto», comenta Luis Sánchez.
¿Se puede romper esta deriva? Los ponentes del Aula de Salud no solo consideran que sí, sino que en su día a día trabajan para ello. Belén García Busto reclama a que el paciente «juegue un papel más activo en la enfermedad, se integre en el equipo con su médico y enfermera. Se conoce mejor que nadie y debe ser protagonista en su salud».
Por su parte, Luis Sánchez facilita recursos a los facultativos de Primaria. «Los profesionales nos demandan información objetiva a los farmacéuticos y responden muy bien a los cursos de formación que impartimos», asegura.


Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio

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