lunes, 6 de noviembre de 2017

Otra victoria contra el cáncer

La lucha contra el cáncer es una parte de la historia de la humanidad repleta de logros. La investigación ha ido acotando sus múltiples variedades y hoy en día tenemos manifestaciones que se han convertido en procesos crónicos junto con otras que mantienen su letalidad. La prevención es, sin duda, una de las grandes herramientas para derrotarla y, por eso, es fundamental concienciar sobre programas como el cribado contra el cáncer colorrectal. 


Lidia Clara Rodríguez, directora de Asistencia Sanitaria en el Área Sanitaria III, y Juan Rubio, técnico de Salud Pública. Foto: Patricia Bregón.

El cáncer colorrectal es un tumor maligno, con capacidad de extenderse por el cuerpo y que sufren una de cada veinte personas a lo largo de su vida. En sus fases iniciales se puede llegar a curar, pero es asintomático. Sólo muestra su existencia en los estadios más avanzados, a veces incluso sin tiempo para reaccionar. De ahí la importancia del programa para su detección precoz y que se aplica en Avilés de manera pionera en Asturias.
En enero de 2015 comenzó una prueba piloto en los centros de salud de Cudillero y Castrillón, recuerda Lidia Clara Rodríguez, directora de Asistencia Sanitaria en el Área de Salud III, y, en octubre de 2016 se extendió a toda la comarca. Las investigaciones previas indican que este tipo de campaña puede llegar a reducir entre un 15 y un 33% el número de fallecimientos por tumores colorrectales, destaca Juan Rubio, técnico de Salud Pública en el Área Sanitaria III.
El programa de detección precoz se dirige a toda la población entre los 50 y 69 años. En la comarca, es un conjunto de 44.126 personas. Se basa en el test de detección de sangre en heces. «Es una prueba inocua, fácil de realizar», destaca la directora de Asistencia Sanitaria. La organización del cribado se ha distribuido para que, en dos años, toda la población participe. Así, hasta este octubre han sido invitadas 24.756 personas, el 56% de la población diana. De esta manera, al terminar 2018 toda la población habrá podido realizar la prueba.
«Es necesario hacer una planificación para evitar que el sistema se colapse. No se puede perder la capacidad de respuesta», explica Juan Rubio. Hasta el momento, la participación ha alcanzado el cuarenta por ciento, unas 9.903 personas, una cifra que va incrementándose en esta primera oleada. Las mujeres acuden más que los hombres al cribado. El 7,5% de las pruebas realizadas ha dado positivo.
Su incidencia varía en función del sexo. Es más frecuente en los varones que en las mujeres, si bien en ellas es el tumor más letal, superando al más frecuente, el de mama. «Las campañas de detección precoz del cáncer de mama han contribuido a reducir su mortalidad de manera muy importante», recuerdan Rodríguez y Rubio. En la actualidad, cada año fallecen 375 asturianos por un tumor en el colon, del que se realizan 689 diagnósticos nuevos al año. La tendencia es que se incremente el número de casos.
El desarrollo del programa es sencillo. En el primer año (2017), se ha convocado a todos los nacidos en años pares y, en el segundo (2018), se invitará a los nacidos en los impares. Esta dinámica se mantendrá en el futuro, añadiendo a las personas que ya han participado las nuevas incorporaciones al colectivo que se beneficia del programa.
Una de las preocupaciones en el diseño de esta prueba ha sido reducir al máximo las molestias, tanto a profesionales como a los usuarios. A lo largo del mes de su cumpleaños, cada participante recibirá una carta en su domicilio invitándole a realizar el cribado. El siguiente paso es la cita con la enfermera que le corresponde en el centro de salud o en el consultorio de atención Primaria. Allí le entregará el kit para la prueba y las explicaciones necesarias. El personal de enfermería también resolverá todas las dudas que puedan surgir sobre su realización.

Sencillo

El test de sangre oculta en heces es de una gran sencillez. Se realiza en el domicilio de cada persona. En la actualidad, el bote de recogida se entrega en una funda de plástico hermética que la persona realiza antes de recoger las muestras. Estas se depositarán en un pequeño tubo. Al desenroscarlo, se separa el tapón con un pequeño bastoncillo, que se deberá introducir en diferentes lugares. Posteriormente, se guarda en el bote, se cierra y se lleva lo más rápido posible al centro de salud. A partir de ahí, sólo queda esperar el resultado.
Si sale negativo, que es lo más frecuente, la persona recibirá una carta en su domicilio con el resultado. Deberá esperar otros dos años para volver a realizar la prueba, manteniéndose el ritmo hasta que cumpla los 69 años.
«A partir de esa edad, es mucho más difícil que se desarrolle un cáncer. Está establecido que, cuando una colonoscopia por un posible cáncer colorrectal es negativa no se hace otra en un plazo de diez años. Hablamos de población que ha realizado varios test en los años previos y no hay indicios», explica Juan Rubio.
En el caso de que el resultado sea positivo, será informado por su médico o enfermería de familia. Hasta la fecha, se ha registrado un 7,5 por ciento de positivos en la comarca, lo que representa 743 personas. «El porcentaje es el esperado según los estudios existentes», comenta Juan Rubio.
El positivo motivará la posibilidad de realizar una colonoscopia en el Hospital Universitario San Agustín para analizar detalladamente el aparato colorrectal. «El positivo no significa que la persona tenga cáncer de manera automática», destaca Lidia Clara Rodríguez.
De hecho, entre el 58 y el 60% de las pruebas realizadas terminaron sin hallazgos vinculados al cáncer. «La presencia de la sangre se puede deber a un sangrado puntual, también hay falsos positivos», explica.
En el resto de las exploraciones se encontraron desde lesiones pre-cancerosas a cánceres. De hecho, se han detectado veintiocho tumores colorrectales desde la primera experiencia piloto en los centros de salud de Cudillero y Castrillón. «Es muy importante porque se pudo comenzar el tratamiento en la fase inicial, mucho más sencillo para el paciente», destaca Rubio.
Además, en 228 personas se detectaron adenomas o pólipos. «Son lesiones pre-cancerosas. En función de los hallazgos, tanto su número como su distribución, se fija el riesgo de la persona y se hace un seguimiento», asegura Rubio. En función del caso, durante la misma colonoscopia se extirpa el pólipo, con lo que se evita la evolución hasta convertirse en un cáncer y se mantiene a la persona en un seguimiento adecuado.
El caso es que este es el único método para tratar de frenar al cáncer colorrectal. «Es el segundo tumor más frecuente. Y, en las mujeres, el de mayor letalidad», subraya Juan Rubio. No hay que olvidar que aún se desconocen sus causas, si bien se aconsejan hábitos como aumentar el consumo de frutas y verduras, evitar la obesidad y hacer ejercicio de manera regular como medidas de prevención.
Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 30 de octubre de 2017.


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