miércoles, 1 de mayo de 2013

Los peligros del mal calzado

Recuerdo haber encontrado a una conocida por la calle. Iba con muletas. Así que le pregunté por la causa y me contó su operación de juanetes. A los pocos días, una información sobre las listas de espera me dio otro dato que no esperaba: eran bastante frecuentes en la población. Así que tenía todos los datos para entrevistar a un traumatólogo, en este caso el jefe de servicio del Hospital San Agustín, Daniel Hernández Vaquero, y descubrir el fascinante mundo del juanete.

Doctor Daniel Hernández Vaquero. Foto: LVA



Unos zapatos irresistibles, con un tacón de vértigo pueden representar el primer paso para terminar sufriendo unos juanetes y terminar en el quirófano para ser operado de ‘hallux valgus’. «Al año venimos a tener unas 120 operaciones en el Área Sanitaria III. En 2011 fueron 128 y en 2012, 125; la cifra se encuentra estable», explica el doctor Daniel Hernández Vaquero, jefe del servicio de Traumatología en el Hospital de San Agustín. La incidencia es la que corresponde a los habitantes de la comarca, explica el especialista.
El doctor Vaquero recuerda que, cuando comenzó a ejercer como traumatólogo, las intervenciones por ‘hallux valgu’ eran mucho menos frecuentes que en la actualidad. «Esta patología tiene dos tipos de enfermos diferentes. Jóvenes, generalmente entre los 15 y los 20 años, y adultos, sobre todo mujeres, entre 50 y 65 años», explica.
En ambos casos, el problema es el idéntico: una deformación de la falange distal en el dedo gordo del pie que se traduce en grandes dolores para la persona, además del deterioro estético en la imagen del pie.
La diferencia entre ambos grupos se encuentra en las causas de ese deterioro. Así, el doctor Vaquero explica que «entre los jóvenes, la causa es el denominado pie egipcio, al tener uno de los dedos del pie más largos, termina provocando que el dedo gordo se deforme y surge el juanete».
En cambio, en el segundo grupo, mucho más numeroso, la deformidad surge por el uso continuado de un calzado no apropiado. «Hay zapatos, especialmente para mujeres, que terminan en punta, es como un triángulo que presiona el espacio natural del pie y terminan deformándolo con el paso del tiempo. Otro factor negativo son los tacones. No deben superar los cinco centímetros de alto. La estructura del pie está hecho para que toda la planta se asiente en el suelo. El tacón lo levanta y el peso recae en el dedo gordo que termina deformándose», explica el doctor Vaquero.
Existen otras causas, como calzado elaborado con materiales muy duros, que terminan erosionando la zona. «Lo peor para el pie es la combinación de ambos factores: el tacón alto y esa estructura triangular que presiona al pie», explica el traumatólogo.
No obstante, el doctor Vaquero recuerda que el proceso «se produce a lo largo del tiempo. Por usar ese tipo de calzado de forma esporádica no sucede nada. El problema surge cuando el uso es cotidiano, diario». De hecho, en los últimos años asegura que «cada vez vienen más hombres a la consulta. Suponemos que tiene que ver con la moda. En los últimos años empieza a ser frecuente esos calzados en los hombres que oprimen los dedos».
Sin alternativas a la cirugía
Normalmente, el dolor es la principal motivación del paciente que acude a Traumatología por un problema de ‘hallux valgus’. «Es lo más habitual. Suelen comentar grandes molestias, dolores que son muy incómodos para la vida», explica el jefe del servicio de Traumatología del Hospital San Agustín.
También es cierto que, en ocasiones, llegan personas por razones de tipo estético, por la imagen del pie deformado. Con el buen tiempo, lo habitual es usar sandalias y otros tipos de calzado que dejan al descubierto parte del pie y donde el juanete no ofrece una imagen agradable.
«La principal forma de abordar esta enfermedad es la cirugía. Apenas existen alternativas. Hay personas a las que alivian los masajes en la zona, pero sólo sirven para calmar un poco el dolor. Hay otras medidas. También se venden productos para colocarlos entre los dedos, pero aquí no los aconsejamos porque no son eficaces», asevera el doctor Vaquero. Así, la principal alternativa es la cirugía. «Por ese motivo, cuando una persona acude por motivos meramente estéticos, procuramos retrasar la operación», asegura el traumatólogo. El Hospital San Agustín realiza estas intervenciones, al igual que el Hospital Avilés a donde se derivan casos desde el servicio de Traumatología. De esta manera se controla la lista de espera. Con frecuencia, los casos de juanetes son bilaterales, aparecen en los dos pies.
«No es una cirugía especialmente complicada. Se realiza de forma ambulatoria y con anestesia local. Pero el postoperatorio es molesto para la persona. Por esa razón, también retrasamos las intervenciones por causa estética», comenta Daniel Hernández Vaquero.
Así, una vez que recibe el alta en hospitalaria, la persona deberá permanecer en su domicilio durante cuatro o cinco días con el pie en alto, aplicándole hielo para evitar la inflamación. Pasada esa primera fase, podrá empezar a posar el pie. Primero sólo con el talón. Durante ese tiempo, deberá usar muletas y tener el pie convenientemente protegido. «La recuperación es de uno a dos meses, una temporada larga», explica el traumatólogo.
Pasado ese tiempo, el ‘hallux valgus ‘se convertirá en una parte del pasado de la persona. O no. «Si se operan y vuelven a utilizar un calzado inapropiado, el juanete vuelve a aparecer. Es algo que siempre advertimos a los pacientes», concluye Vaquero.


Artículo publicado en La Voz de Avilés el 23 de abril de 2013

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