lunes, 20 de agosto de 2012

La UVI-móvil, un servicio necesario

Tal vez con la crisis haya que repensar la organización del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), pero es innegable la importancia en el servicio que prestan. En este artículo, intento mostrarlo. Si en vez de números ponemos caras de personas sería un avance.

Por la izquierda, Florencio Fernández,
técnico de emergencias,
Leticia Ansiedes, enfermera;
 Ginés Martínez, médico, y Marcos
Álvarez, técnico. Foto: Marieta


Debajo del helipuerto del Hospital San Agustín, en una habitación se encuentran sentadas tres personas: una médica, un enfermero y un Técnico de Emergencias Sanitarias. La televisión está encendida, pero apenas la atienden, conversan entre ellos. Hasta que suena el busca del médico. Inmediatamente, la escena cambia. La calma desaparece. El técnico y la médica reciben sendas llamadas. El primero apunta una dirección y ella recibe información sobre el estado de salud de una persona que ha telefoneado al 112. En un tiempo máximo de 90 segundos, la UVI móvil se pone en marcha desde Avilés hacia el lugar de la comarca donde requieren sus servicios.
En los seis primeros meses de este año, esta escena se ha repetido en 703 ocasiones. Es una cifra que se encuentra en la media de la actividad del servicio. En 2011 se efectuaron 1.420 salidas desde la base en el Hospital San Agustín.
La decisión de enviar o no la UVI-móvil depende del Centro Coordinador del Servicio de Atención Médica Urgente de Asturias (SAMU), constituido en la actualidad como una unidad de gestión a la que se encuentran adscritos los médicos y enfermeras que trabajan en estos equipos. El servicio del 112 atiende todas las llamadas de emergencias.

Cuando se trata de temas sanitarios las urgencias son transferidas a un teleoperador especializado del Centro Coordinador del SAMU. Si el caso lo requiere, un médico pasa a atender la llamada y decide activar la UVI-Móvil. Es cuando suena el 'busca' en la base avilesina. La información que solicita a la persona que telefonea es muy importante. Serán los datos que transmitirá al médico de la base de Avilés y que permitirán que disponga de una idea de lo que encontrará al llegar al lugar donde se requiere su presencia.
A partir de ese momento, la llegada al punto de la emergencia oscila en función de diferentes variables como el tráfico o la distancia , ya que atiende a toda la comarca avilesina. Tampoco es la primera vez que respondiendo una emergencia reciben un aviso para ir a un lugar distante, lo que retrasa todo los tiempos.
Con esos matices, en lo que va de año, en el 47% de los casos tardan menos de 10 minutos desde que se recibe la llamada a su llegada. En el 80% de los casos, desde que suena el 'busca' y se activa la UVI móvil hasta que aparece en el lugar han transcurrido menos de 10 minutos.
Uno de los criterios de calidad que se aplican es que el equipo dispone de 90 segundos desde que se enciende el 'busca' hasta que se ponen en camino. Por ese motivo, durante las guardias el equipo ni se desviste para descansar.
Al llegar al lugar, el equipo siempre actúa con precisión. Es como una orquesta donde cada parte sabe perfectamente qué hacer. El médico marca el compás y no existe lugar para el nerviosismo.
En el primer semestre del año, 707 pacientes de la comarca se han beneficiado de sus servicios. La tendencia es similar a 2011, cuando se alcanzaron los 1.403 pacientes atendidos en todo el ejercicio.
La presencia de la UVI móvil supone que se encuentra en medio de la calle casi el mismo equipo que el que se dispone en el servicio de Urgencias del San Agustín salvo que no existen especialistas, radiología ni analítica. Así, disponen material médico adecuado para atender a cualquier tipo de paciente grave, ya sea por traumatismos graves, infarto agudo de miocardio, fatiga, o parada cardiorespiratoria.
Además, cuenta con instrumental específico para atender a los pacientes traumatizados graves y para la asistencia a accidentes de tráfico. También porta equipos de seguridad para sus integrantes: cascos, chalecos, equipos de protección ante riesgo químico...
Una tecnología que no sólo salva vidas, también permite que su recuperación sea con muchas menos secuelas.
Entre enero y junio de este año, la UVI móvil ha atendido a un total de 707 pacientes. La mayor de ellos fueron trasladados a un hospital, bien por la propia UVI móvil, lo que sucedió en 524 casos, o mediante otro recurso, 39. Generalmente, esta opción se debe a la necesidad de ir a otra emergencia o por la existencia de más pacientes.
En función del diagnóstico, la evacuación se hace bien al San Agustín o al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Este es el destino, por ejemplo, de los pacientes de infarto agudo de miocardio o de patologías cuyo centro de referencia sea el HUCA. Sea cual sea el destino, el enfermo ya llega al hospital bajo vigilancia médica y un primer tratamiento, lo que facilita el trabajo posterior en el centro sanitario.
Además, en 86 casos, el médico de la UVI-móvil firmó el alta después de tratarlo. Nuevamente, el equipo disponible demuestra su ventaja toda vez que se evita un ingreso hospitalario y se agiliza el tratamiento.
La parte más dura del trabajo de la UVI-móvil son los fallecimientos. En el primer semestre del año, certificaron 49 defunciones, una cifra ligeramente superior al año pasado. En todo el ejercicio de 2011 contabilizaron 78 defunciones de pacientes. Además, hubo cinco casos en los que las personas rechazaron la asistencia médica o el traslado a un hospital. Aunque minoritario siempre se encuentra ese porcentaje. En todo 2011 hubo ocho casos de esta naturaleza.
Junto con estas actuaciones, el personal de la UVI-móvil se encarga del traslado de pacientes desde el San Agustín al HUCA. Normalmente, se realizan en horario nocturno y en casos muy concretos, donde sea necesario todo el equipo médico para realizar la evacuación del paciente con la máxima seguridad.
En 2011 se realizaron once de estas actuaciones y, en el primer semestre del año, la cifra alcanza los 15. El significativo aumento se debe a la puesta en marcha del Código Corazón, el protocolo de actuación que agiliza el tratamiento de los pacientes con infarto agudo de miocardio.
El Principado cuenta con una UVI móvil con base en Gijón para este tipo de desplazamientos en toda Asturias, pero cuando se encuentra ocupada se moviliza el equipo avilesino para llevar a los pacientes desde el San Agustín hasta el HUCA.
Lo más duro de la UVI
«Lo más duro de este trabajo son los choques emocionales, tener que comunicar una muerte de un niño; cuando es una persona mayor o alguien que se esperaba es mucho más sencillo, pero transmitir una muerte inesperada no es fácil. Hace años informé a una madre que su hijo había muerto tras ser atropellado y aún lo recuerdo perfectamente. Es algo que nunca se olvida». Después de once años en la UVI-Móvil, diez de ellos en Avilés y uno en Cataluña, el doctor Rafael Castro es un veterano en un actividad que también le aporta muchas alegrías.
«Es un trabajo en grupo, donde cada parte es fundamental para el éxito. Cuando algo sale bien, todos los sabemos y estamos satisfechos cuando, después de una reanimación, sabemos que esa persona va estar de nuevo por la calle. Sólo nosotros sabemos el trabajo que se hace. Cuando un paciente tiene parado el corazón y vuelve a latir es una alegría compartida por todo el equipo», comenta.
Aunque, para afrontar esos momentos duros no existe una estrategia definida. «Es un campo que se debe estudiar, tal vez el personal que trabaja en estos servicios está más preparado para asumir esa presión. La carga emocional la solemos compartir con los compañeros, cada uno busca su método», añade.
Para asegurar una asistencia durante las 24 horas durante todo el año, la UVI móvil dispone de seis equipos. Cada uno de ellos integrado por un médico, una enfermera y dos Técnicos de Emergencias Sanitarias.
Sus integrantes son siempre los mismos, salvo cambios por motivos concretos entre homólogos. Los turnos son de doce horas, salvo los fines de semanas, que son de 24 horas. Al mes vienen a realizar doce turnos diferentes, lo que refuerza los lazos entre los equipos.
«Pasamos muchas horas juntos, en algunos casos se establecen relaciones de amistad. Otras personas son diferentes y prefieren una mayor separación entre su vida personal y profesional», explica.
Artículo publicado en La Voz de Avilés el 19 de agosto de 2012


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