martes, 12 de noviembre de 2013

Peligro: cáncer de ovarios

Escribir de cáncer siempre pone la piel de gallina. En este caso, afronté uno de los menos mediáticos, pero igualmente devastador para las mujeres: el cáncer de ovarios.

El doctor Rufino Méndez. Foto: Marieta

Sólo el 20% de los cánceres de ovario que se diagnostican en el Área Sanitaria III se realizan de forma precoz, en los estadios I y II de la enfermedad, una situación que complica el pronóstico de una enfermedad que el pasado año padecieron 45 mujeres de Avilés, según explica el doctor Rufino Méndez, del servicio de Ginecología del Hospital San Agustín de Avilés. «En el primer semestre de este año llevamos 25 casos diagnosticados. La cifra será similar a finales de año», explicó el facultativo. Esta situación de diagnóstico tardío es generalizada en todo el mundo y se debe a la ausencia de síntomas específicos de esta enfermedad que, representa el 23% de los cánceres genitales y es el tercero entre los cánceres ginecológicos detrás de los tumores de cérvix y endometrio.
El doctor Méndez destaca que representa el 5% del total de cánceres. «Dentro de las enfermedades oncológicas es la quinta causa de mortalidad de la mujer detrás de mama, colón, pulmón y estómago», señala. En España, se diagnostican unos 33.000 casos anuales.
«Una mujer tiene un 1,5% de probabilidades de desarrollar un cáncer de ovarios en su vida», afirma el ginecólogo avilesino. Entre los factores de riesgo aparece, en primer lugar, la edad ya que, cuanto más avanzada sea, más posibilidades existe de que aparezca. De hecho, la edad media de aparición son los 60 años.
La importancia del diagnóstico precoz incide directamente en el pronóstico de la mujer. Así, a los cinco años la media de supervivencia es del 40%. Sin embargo, cuando el diagnóstico se produce en el estadio I se eleva al 90%. En el estadio II se reduce al 65%. Son los considerados diagnósticos precoces. Las cifras son más dramáticas en los estadios III y IV ya que la media de supervivencia a los cinco años se reducen al 35 y 18%, respectivamente. «Por desgracia, lo habitual es que el diagnóstico se produzca en el estadio III, también algunos casos en el IV» asegura el doctor Méndez.
Uno de lo motivos que provoca un diagnóstico tardío es que «los síntomas son inespecíficos y cuando aparecen suelen responder a tumores avanzados», comenta el doctor Méndez.
Algunos síntomas relacionados con esta enfermedad son el dolor abdominal inespecífico, distensión del abdomen; pérdida de peso, sangrado genital anormal, cambio en el ritmo intestinal o molestias urinarias. «Pero suelen aparecer cuando su desarrollo ya se encuentra avanzado», concluye el ginecólogo avilesino.
Difícil análisis
A ello se une que el diagnóstico precoz «es complicado». Rufino Méndez comenta que de la misma manera que se ha demostrado la eficacia de la citología para la detección rápida del cáncer de cuello de útero, «aún no existe una técnica eficaz de cribado para el cáncer de ovario».
Lo más habitual es la ecografía vaginal. «Es uno de los motivos por los que siempre se recomienda efectuar a las mujeres durante las revisiones ginecológicos», comenta. El médico avilesino apunta que algunos estudios destacan la posibilidad de analíticas concretas, aunque los resultados finales no permitan consolidarlos como técnicas eficaces para un cribado universal para la detección precoz de este tumor.
El escenario termina de complicarse, ya que tampoco existen medidas efectivas de prevención, como pueda ser, por ejemplo, dejar de fumar para reducir el riesgo de cáncer de pulmón. «Existen diferentes factores de protección para las mujeres, como son los embarazos, la anticoncepción oral, una menarquía tardía y una menopausia antes de lo habitual. En general, son factores que reducen el tiempo en el que los ovarios están en actividad», explica.
Por el contrario, los factores de riesgo, según destaca Rufino Méndez, son «los antecedentes familiares, la estimulación de los ovarios o los tratamientos de reproducción asistida».
Además, «hay una serie de factores donde la comunidad científica tiene dudas sobre la influencia en la aparición de este tipo de tumores. No está claro si la ligadura de trompas es un factor protector y también hay dudas en la repercusión del tabaco; el uso del talco en el pañal o la influencia de la terapia hormonal durante la menopausia».
A partir de ahí, una vez confirmado el diagnóstico, la intervención se efectuará en función del estadio de la enfermedad. En todo caso, el sistema de trabajo será similar. En una primera fase, se efectuará una cirugía en el Hospital San Agustín a cargo de uno de los cuatro ginecólogos con experiencia y formación oncológica del HSA.
«El nivel de intervención es en función del estadio. Cuando se encuentra más avanzado, se busca extirpar la mayor parte del tumor posible; en los precoces se hace una cito-reducción para que actúe la quimioterapia», comenta Méndez.
Posteriormente, la mujer recibirá tratamiento de quimioterapia en el Hospital Universitario Central de Asturias. «Desde hace un par de años, en función de la paciente, se aplica quimioterapia intraperitoneal, con un catéter al interior del abdomen», concluye el ginecólogo. Aunque el Hospital San Agustín aplica tratamientos de quimioterapia en su hospital de día médico.
Una vez concluida la quimioterapia, el seguimiento de las pacientes se realiza de forma simultánea en Avilés por el equipo de ginecólogos del Hospital San Agustín y el equipo del HUCA, con citas semestrales que coordinan entre ellos para buscar la mayor comodidad de las pacientes.



Artículo publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 12 de noviembre de 2013